Alain Arias-Misson (PALABRAS FLOTANTES)
El
arte es en muchos momentos el bálsamo remediador de bastantes de nuestros
males. Remedia, conforta y ayuda de modo admirable. Por eso viene ahora a
nuestra información y comenzamos el año así, visitando la Galería José de
la Mano donde nos encontramos con esta espléndida exposición que recoge, PALABRAS
FLOTANTES. Frágiles, abandonadas, esparcidas o divididas. Alain
Arias-Misson (Bruselas, 1936) e Ignacio Gómez de Liaño (Madrid,
1946) las han cuidado, mimado y destruido durante su vida. Lo han hecho para
construir su obra, tanto poética como sus ensayos o novelas. Los dos han
cultivado géneros comunes, y para ello los dos adivinaron y se contaron
mutuamente qué hacer con ellas.
En los
años 60, en un mundo después de una guerra mundial que devastó la cultura del
planeta, todo era joven, no hubo en aquel tiempo mayor tesoro ni riqueza que la
juventud: vivir con ansiedad; vivir como poetas; como experimentados
experimentadores. Ser jóvenes acababa con la banalidad y extinguía la
tradición; ser jóvenes, cultos y hermosos.
Vivir
poetas.
Velocidad
y política, Paul Virilio:
“La
velocidad es la vejez del mundo […]. Llevados por su violencia no vamos a
ninguna parte, sólo nos contentamos con partir y abandonar lo vivo en provecho
del vacío de la rapidez. […]. Todos somos los soldados desconocidos de la
dictadura del movimiento… Al parecer lo habíamos olvidado, pero al lado de la
riqueza y de su acumulación está la velocidad y su aceleración, sin las cuales
centralización y capitalización habrían sido imposibles.”
El
mundo era una guerra, la juventud preparaba el mayo del 68, los filósofos eran
escuchados, los Panteras Negras ponían un espejo delante de la
hipocresía democrática estadounidense, en las universidades europeas entraban
también los hijos de los obreros, los obreros reclamaban en todo el mundo, las
mujeres reclamaban, la liberación era algo más que una quimera, la libertad era
una posibilidad.
Una
órbita del poder temía a la otra, entre esos intersticios se colaba el
pensamiento, la poesía y el arte salieron a las calles a escribir y pintar.
Alain había
decidido vivir en Europa, lejos de la guerra, huyó para no alistarse como
soldado norteamericano y llegó a su segunda patria. Bélgica. Allí en Bruselas
en 1967 hizo su primer poema público VIETNAM, experimentó y tras una brece
estancia en su país vino España; primero Barcelona, donde conoció y compartió
poesía con Joan Brossa, y luego marcho a Madrid, la ciudad dormida, donde las
palabras no podían tocar el suelo: Palabras flotantes.
Allí
encuentra a Ignacio Gómez de Liaño e inician la conversación más larga
de la historia, hacen en 1970 un primer poema de Alain juntos: A
MADRID. Un años más tarde, en 1971, ponen en marcha en la Galería Seiquer (mi
recuerdo a la querida Fefa Seiquer) las sesiones de Pic Poemas, donde
junto a amigos artistas se dedican a deshilachar las fronteras entre literatura
y arte.
En
1966 se funda la Cooperativa de producción Artística y Artesana, lo
hacen Ignacio, Manolo Quejido, Fernando López-Vera, Francisco Salazar y
Herminio Molero, a los que enseguida se unen: Alain, Lugán, Eusebio Sempere,
Julian Gil, Enrique Quejido, Elena Asins, Julio Plaza o Lily Greeham. La
intención era crear el primer sindicato de artistas y artesanos en España;
pensaron que el arte y la poesía necesitaba una estructura económica y
patrimonial, artistas y poetas necesitaban poder acceder a las ayudas del
estado para que su trabajo no fuera siempre una actividad económicamente
paupérrima. Sus estatutos, es decir su manifiesto, estaba basado en teorías
filosóficas de Shopenhauer, Maiskovsky o Adorno. Con tales miembros ese
sindicato no llegó muy lejos.
Son de estos momentos varias obras fundamentales en la producción de ambos. A MADRID es el primer momento creativo conjunto, partiendo de una idea de Alain, es una obra suya, en la que Ignacio participa, colabora y promueve. Conscientes de que estaban en un punto cardinal de su producción artística, graban en una cinta magnetofónica la conversación en la que ultiman los detalles de cómo ha de ser la acción poética, la cinta magnética se perdió, pero no así la transcripción que de ella hicieron.
El
poema consiste en que siete personas pasean por las calles de Madrid portando
cada una de las letras de la frase; combinándolas creaban palabras que puestas
en lugares adecuados componían los versos del poema. Así, se creó la palabra
DADA en la puerta del Café Gijón, en el paseo de Recoletos; la palabra Mar
delante del entonces llamado Ministerio de Marina; ARMA ante el edificio del
Congreso; MARIA, en las cercanías de la plaza de Cibeles. La calle no es solo
el espacio donde sucede un hecho literario, la calle es público, página y
lector. Manolo Quejido le dio un soporte perdurable a este poema, lo
fotografió, tomó las fotografías que hoy son el recurso visual que nos permite
entender qué y cómo fue aquel primer poema público en España.
El carácter de la poesía pública de Ignacio contiene elementos muy distintos a la de Alain, frente a la posición más política y literaria de Alain el verso de Ignacio es más íntimo, místico y narrativo.
Aramis
López comisario de la exposición, nos ha guiado por todo este
periodo creativo de la escena artística española de los años sesenta y setenta,
de la que recuerdo las escenas de DADA.
Fuente: Alain Arias-Misson e Ignacio Gómez de Liaño: Palabras Flotantes. Galería José de la Mano. 18 diciembre 2021 al 5 febrero 2022. Documentación y fotografías: Alberto Manrique.
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