Con
este nuevo proyecto expositivo, comisariado por Fernando Castro Flórez, la
Galería José de la Mano rescata un conjunto de obras tempranas del artista
NACHO CRIADO. Realizadas sobre hojalata a finales de la década de los años sesenta,
estas piezas revelan a un joven artista que estaba intentando atravesar los
límites tradicionales del cuadro.
Lo
primero que sorprende cuando uno se para ante la obra conceptual, minimal y escultórica
de aquel joven y más tarde un gran artista NACHO CRIADO (Mengíbar, 1943-
Madrid, 2010), es su capacidad creativa, recuerdo que en los setenta siempre
llevaba papeles en los que había estado trabajando para alguno de sus futuros proyectos.
Siguiendo los textos dedicados a la exposición, catálogo (PDF) de Fernando Castro Flórez y Miguel Ángel Baldellou, caminamos por la vida y obra de NACHO CRIADO entre los años setenta y ochenta, textos que nos llevan a muchas recordaciones de tiempos vividos en el mundo del arte. Transcribimos el texto como fueron presentadas al público estas magníficas obras que representan desde la angustia o, por lo menos, trasmitían un tono dramático: Ordenación especial (elementos de expresión) 1968. Grito (túmulo para un héroe) 1968.Obra para ambientación natural 1968. Sin título 1968. Sin título 1968.
En el Salón de Mayo, el Instituto Francés (1968) y el Cercle Maillol (1969) de Barcelona presentó NACHO CRIADO unas pinturas sobre hojalata, despertando el interés del crítico Arnau Puig. En una entrevista en torno a estas obras indicaba CRIADO que los materiales, como el medio ambiente, corresponden a unas necesidades determinadas; no utilizaba los cristales, la hojalata, el plástico o los cartones por motivos preciosistas, sino que, al concebir la obra, seleccionaba casi de modo automático el material que más posibilidades le ofrecía con vistas al resultado final. Se trataba de una exploración de las texturas en las que cancelaba o llevaba hasta el extremo la idea de pintura matérica. Primero comenzaba haciendo un relieve, luego pintaba encima y, en una fase final, tapaba todo lo que no le interesaba. El comportamiento del material determina las texturas; los golpes, las heridas y los pliegues imponen el camino del cuadro. En buena medida esta acción pictórica no estaba controlada, sino que eran accidentes, efectos y acciones sobre los que aplicar color o depurar resultados. Poco a poco fue imponiéndose, ganando protagonismo, el blanco, como en una disolución inevitable, al mismo tiempo que comenzaba a trabajar con las maderas apolilladas. Los títulos de estos cuadros realizados con superficies metálicas plantean una acotación que incluye la angustia existencial tanto como una preocupación geométrica en la aproximación a la naturaleza: la imagen es una realidad entre paréntesis.
El encuentro con estas obras es tan especial, que pude ver despacio, sentir el material al tacto. Hoy diría que se trata, sí de esculturas, ya que tendríamos que tipificarlas como “relieves” si nos viésemos obligados a ello. Pero de ser así, se trataría de relieves que ni aluden a su macizo interior -porque no tienen- ni tratan de diferenciarse de una solidez pesada de la que carecen. Son “relieves” en el sentido más total de la palabra, alcanzados a través de la pura bidimensión, sobre chapas, hojalatas golpeadas provistas de oquedades y de volúmenes escultóricos en bastidor de madera.
Una muestra muy recomendable, en los años 1968-69, hemos tenido jóvenes y no tan jóvenes espléndidos artistas.
Fuente:
Nacho Criado. Pinturas sobre hojalata (1968-69). Del 15 de diciembre 2022 al 5
febrero 2023. Documentación, PDF catálogo y fotografías: Galería José de la
Mano: Alberto Manrique.
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