Facundo de Zuviría. Evelina, de la serie Siesta argentina, 2003. 28 × 35 cm. Colección Astrid Ullens de Schooten, Bruselas. © Facundo de Zuviría
En la
Fundación MAPFRE Madrid visitamos la primera exposición retrospectiva que se
presenta en España del artista argentino FACUNDO DE ZUVIRÍA (Buenos Aires,
1954).
La muestra que se centra en imágenes de Buenos Aires refleja su “obsesión” como él mismo ha reiterado en varias ocasiones, por su ciudad natal. El autor ha retratado sin tregua los escaparates y las fachadas de sus calles, con una predilección por señalización urbana levemente obsoleta. De ahí, sin duda, <la nostalgia, el presente que ya se escribe en un tiempo pasado, la “melancolía de un anacronismo” que se perciben en su obra>, tal como señala Alexis Fabry, comisario de la exposición, citando a Alan Pauls en su Factor Borges.
Facundo
de Zuviría es uno de los fotógrafos más relevantes de Argentina, un país en el
que la disciplina fotográfica no estaba considerada al nivel de las artes plásticas
a comienzo de la década de 1980, cuando inicia su carrera.
La
exposición, abarca cuarenta años de trayectoria del artista, de 1982 a 2022, se
concentra en unas 195 fotografías en blanco y negro y en color y ofrece un
itinerario lineal, un todo continuo por la obra de Zuviría solo interrumpido
por las series “Siesta argentina”, la más conocida y política, y “Frontalismo”,
gran ejemplo de su inclinación por la composición y la simetría. Esta serie,
iniciada en 2010, era en un principio una serie, con un fin, sin embargo, aún
hoy en día continúa en proceso. Lo mismo ocurre con “Estampas porteñas”, que el
artista considera su trabaja más personal, pues se nutre de motivos a los que
vuelve una y otra vez en sus paseos habituales por Buenos Aires.
Tal y
como él mismo ha señalado, su modo de trabajar es “coleccionando lugares o
escenas que incorporaba a una especie de acervo personal, que iba organizando
en series fotográficas que se prolongaban en el tiempo y que a veces, se
convertían en nuevos temas”.
La
mirada del autor se nutre del arte pop norteamericano, de las pinturas de Edwad
Hopper o del artista argentino Rómulo Macció. También se alimenta de la
literatura, de la de Ricardo Piglia y sobre todo de la de su escritor
preferido, Jorge Luis Borges. De él emula su deambular como peatón, su
“apropiación” de la ciudad de eso que el literato llamó “las modestas
diferencias de Buenos Aires”. En sus comienzos se siente entusiasmado por el
artista ruso Alexander Rodchenko, especialmente por su faceta cono fotógrafo,
admira su complejidad a nivel formal: las sombras, los contrapicados, los
reflejos o los planos superpuestos, que inspiran, entre otras, su obra El
ciudadano, Alem y Viamonte,1988. Pero si hay alguien que influye en
Zuviría es Walker Evans. La obra del fotógrafo estadounidense entro en su vida
cuando ya había comenzado sus series porteñas.
A lo
largo del recorrido, la exposición tratar de mostrar los dos palos en los que
se mueve Zuviría a lo largo de su trayectoria. Por un lado, la agilidad, la
cercanía e incluso la luminosidad que expresan sus estampas porteñas; por otro,
la austeridad y la lejanía que manifiestan dos de las series en las que se
detiene la exposición:
Siesta
Argentina
Las
imágenes que Zuviría produce entre 2001 y 2003, algunas de ellas publicadas en
el libro “Siesta Argentina” 2003, son testimonio elocuente de los efectos de la
crisis conocida como el corralito, que afectó a toda la sociedad argentina y
que provoco que la mayoría de los negocios tuvieron que cerrar y los habitantes
perdieran gran parte de su poder adquisitivo.
Representada
por locales vacíos, tiendas cerradas, escaparates en desuso y lavanderías
misteriosas en las que no se aprecian indicios de actividad, el blanco y negro
utilizado por el artista refuerza la sensación de estar capturando una ciudad
que se desvanece.
Facundo de Zuviría. Cine en Belgrano, 198. 24,8 × 33,1 cm. Colección privada, París. © Facundo de Zuviría
A
propósito de la serie, el crítico de arte Lucas Fragasso señalo: “La siesta es
ese momento suspendido, ese breve fragmento temporal situado entre el sueño
profundo y la vigilia. Casi un estado artificial que cobra en las imágenes de
Facundo de Zuviría una dimensión dramática. Ellas nos hablan de ese tiempo en
que parte de la ciudad aparece sumida en un obligado descanso. En la siesta,
los sentidos externos se apagan y el sueño protege al durmiente de las
incitaciones externas […]. En el despertar, lo recientemente pasado, de lo cual
no nos hemos alejado lo suficiente, de repente nos golpea. En el instante mismo
de restregarnos los ojos golpea con toda su dureza. Quizás las imágenes
fotográficas de “La siesta argentina” también nos permiten divisar el momento
en que se abren los ojos, cuando la siesta llega a su fin y algo que golpea
comienza a cobrar forma”.
Frontalismo
“Siempre
fotografié las fachadas de frente, buscando en esas líneas simples y austeras
los rasgos definitorios de su esencia, una suerte de argentinidad manifiesta en
los frentes urbanos. Con esta idea [de “frontalismo”] me propuse confeccionar
una especie de catálogo personal de fachadas urbanas, viviendas de clases media
en los barrios, tiendas modestas y algunas otras cuyo significado parece
difícil de precisar”.
La
obra de Zuviría ofrece una mirada del Buenos Aires de los últimos 40 años. Una
muestra para disfrutar de la mirada de un gran fotógrafo.
Fuente:
Facundo de Zuviría. Estampas porteñas. Fundación Mapfre Madrid. Del 11 de
febrero al 7 de mayo 2023. Comunicación de la Fundación: Documentación y
fotografías. Alejandra Fernández.
No hay comentarios:
Publicar un comentario