viernes, 20 de octubre de 2023

PICASSO, LO SAGRADO Y LO PROFANO

Foto de sala.

Caminamos hacia el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza al encuentro de esta muestra, ya que el Museo cierra sus proyectos vinculados a la Celebración Picasso 1973/2023 con Picasso, lo sagrado y lo profano, exposición comisariada por Paloma Alarcó. El discurso de la muestra propone estudiar la audacia y originalidad con la que el artista se acercó tanto al mundo clásico como a los temas de la tradición judeocristiana, desvelando su capacidad de integrar elementos y problemas del arte anterior y de reflexiona sobre la esencia última de la pintura. Picasso conjugo en su obra lo divino y lo humano en su sentido más amplio y profundo. Cuando mira al arte del pasado nos desvela nuevos modos de interpretar la historia y, con su clarividencia, nos sigue dando claves fundamentales al incierto mundo contemporáneo.

Pablo Picasso Vasos y frutas, París, otoño de 1908 (Glasses and Fruit) Óleo sobre tabla, 27 x 21,6 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid

La exposición reúne 40 obras. 22 de ellas de Picasso. A las ocho que pertenecen a las colecciones Thyssen se suman varios préstamos del Musée National Picasso-París y de otros coleccionistas e instituciones, así como Pinturas de El Greco, Rubens, Zurbarán, Van der Hamen, Delacroix, una escultura de Pedro de Mena y algunos grabados de Goya. A través de tres décadas de su producción y alrededor de tres tramas temáticas se establece un diálogo que pone de manifiesto la singularidad y las paradojas del arte de Picasso, su personal reinterpretación de los temas y géneros de la tradición artística española y europea y el modo en que los mitos y ritos tantos paganos como cristianos se fusionan en muchas de sus creaciones, sobre todo a la hora de tratar los asuntos más universales de la vida, la muerte, el sexo, la violencia y el dolor.

Gustave Moreau Galatea, hacia 1896 Tinta, temple, gouache y acuarela sobre cartón, 37,9 x 27 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid 

Pablo Picasso Minotauro acariciando a una mujer dormida (Suite Vollard, estampa 93), Boisgeloup, 18 de junio de 1933 (Minotaur Caressing a Sleeping Woman (Suite Vollard, plate 93)) Aguafuerte sobre papel verjurado, 29,5 x 36,5 cm Colecciones Fundación MAPFRE

La exposición está dividida en tres secciones, está ubicada en las salas 52 a 55 de la planta primera, le falta espacio, pero parémonos a ver las grandes obras:

Iconofagia

En esta sección se muestra la peculiar lectura que Picasso hace de los museos, las que descubre desde fecha muy temprana en sus visitas al Museo del Prado, o al Museo del Louvre y al Museo de Etnografía de Trocadero una vez instalado en París. Los grandes maestros del Siglo de Oro español, la escultura ibérica u objetos rituales de otras culturas le darán el impulso necesario para ir configurando los sucesivos lenguajes de su arte.

Los años de aprendizaje en París coinciden con los de la rehabilitación de la figura de El Greco, que hasta poco antes había quedado en el olvido. Ya en La comida frugal (1904) se percibe la huella formal y simbólica de la estética de El Greco. En los últimos años, se habla cada vez más de la vinculación del espacio abigarrado y la verticalidad de las figuras de El Greco con los orígenes y el desarrollo del cubismo. Al igual que una pintura cubista obliga a modificar el modelo habitual de percibir el mundo para intentar reconstruir mentalmente la imagen, en las pinturas de El Greco existe también una ambigüedad especial, una peculiar manera de comprimir las composiciones. La estilización de la figura de Hombre con clarinete (1911-1912) y su concepción del espacio no está muy alejada de la forma en que El Greco aplasta la perspectiva hasta casi desvirtuarla, como en Cristo abrazando la cruz (h. 1582-1596).

El Greco Cristo abrazando la cruz, hacia 1587- 1596 (Christ with the Cross) Óleo sobre lienzo, 66 x 52,5 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid 

Pablo Picasso Hombre con clarinete, París, invierno de 1911-1912 (Man with a Clarinet) Óleo sobre lienzo, 106 x 69 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid

En otro retrato de Olga, Mujer sentada en un sillón rojo (1932). Picasso, utiliza el concepto de volumen escultórico y un lenguaje que adopta resonancias surrealistas, buscando inspiración en Caravaggio y sus seguidores, como se pone de manifiesto al contemplar el cuadro prestado por el Museo Picasso de París junto al tenebrista San Jerónimo penitente de José de Ribera de la colección Thyssen: el manto rojo que cubre el cuerpo del santo, la luz y el volumen parecen replicarse en el sillón rojo que envuelve la figura femenina del cuadro de Picasso.

Diego Velázquez (?) Retrato de doña Mariana de Austria, reina de España, 1655-1657 (Portrait of Mariana of Austria, Queen of Spain) Óleo sobre lienzo, 66 x 56 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid

Pablo Picasso Cabeza de hombre, París, finales de 1913 (Head of a Man) Óleo sobre lienzo, 65 x 46 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid

Laberinto personal

Gran parte de la obra de Picasso es una crónica continuada de su vida, de sus experiencias, obsesiones, conflictos morales o frustraciones. “La obra de uno es como su diario”, afirmó en una entrevista en 1932. El diario pictórico de Picasso en la década de 1920 nos acerca a sus primeros años de matrimonio con la bailarina Olga Khokhlova, cuya relación se inicia durante el viaje a Italia con Cocteau en 1917 y coincide con el desarrollo de un nuevo lenguaje artístico inspirado en la tradición, tanto de las pinturas pompeyanas como de Miguel Ángel o Rafael. Pero ese nuevo estilo clasicista no dejó nunca de solaparse en su obra con el espacio cubista; clasicismo y cubismo eran para Picasso lenguajes intercambiables. Lo vemos en Arlequín con espejo (1923), una de las imágenes más icónicas de la colección Thyssen y que el artista abordó como un autorretrato, cuyo rostro se esconde tras la máscara de Pierrot. Picasso se sirve de modelos y tradiciones de la Antigüedad, pero, una observación atenta, permite comprobar que la experiencia cubista no ha desaparecido del todo. La indudable ascendencia italianizante del cuadro se hace aún más patente al contemplarlo junto a Retrato de un joven como san Sebastián (h.1522) de Agnolo Bronzino.

Agnolo Bronzino Retrato de un joven como san Sebastián, hacia 1533 (Portrait of a Young Man as Saint Sebastian) Óleo sobre tabla, 87 x 76,5 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid 

Pablo Picasso Arlequín con espejo, París, otoño de 1923 (Harlequin with a Mirror) Óleo sobre lienzo, 100 x 81 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid

Ritos sagrados y profanos

La historiografía picassiana es unánime al señalar la influencia que tuvo Goya a la hora de representar la catástrofe de la Guerra Civil española. En agosto de 1934, en el que sería su último viaje con Olga y Paulo a España, Picasso descubre los Desastres de la guerra, que le abrirían los ojos a la iconografía goyesca de la violencia. En la muestra se pueden ver dos aguafuertes de la serie: Estragos de la Guerra y Duro es el pasado (h. 1810-1814). Se observa también una estrecha correspondencia entre las figuras evangélicas de la Dolorosa o de la Virgen con Cristo muerto con la mujer portando a su hijo muerto de Guernica. Lo vemos en el estudio para el cuadro Madre con niño muerto en una escalera (1937). Las dos figuras, que se deforman por la tensión y el dolor para ilustrar el momento del drama, se acercan a la expresión de sufrimiento de una Pietà.

Francisco de Goya Duro es el paso! (Desastres de la guerra, estampa 14), hacia 1810- 1814 [It's a Hard Step! (Disasters of War, plate 14)] Aguafuerte, aguatinta bruñida, punta seca y buril sobre papel, 14,3 x 16,8 cm Colecciones Fundación MAPFRE

Pablo Picasso Madre con niño muerto (II). Postscripto de “Guernica”, París, 26 de septiembre de 1937 (Mother with Dead Child [II]. Postscript of "Guernica") Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, legado Picasso, 1981 

El arte era para Picasso un medio de exorcizar tanto sus propios temores como los desafíos de la humanidad y él mismo se consideraba una suerte de chamán, poseedor de un poder sobrenatural con capacidad de metamorfosear el mundo visible. Con esa convicción y rodeado de todo un mundo de referencias mágicas, Picasso desempeña el papel de intercesor entre pueblos y civilizaciones, entre el arte y el espectador, a través de unos temas en la que la distinción entre lo sagrado y lo profano apenas existe.

© Mariví Otero 2023
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Picasso, lo sagrado y lo profano. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Del 4 de octubre de 2023 al 14 de enero de 2024. Documento y fotografía, prensa del Museo.

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