Son
las doce de la mañana, acabo de llegar al Museo de Prado, siempre que accedo al
Prado recuerdo cuando estudiaba y nos traían a visitar algún artista o cuadro especial,
tengo fotos de mi juventud con mis compañeros en la estatua de Velázquez, de
Goya, o de Murillo, cualquier día os pongo una, ¡claro! son en blanco y negro,
soy una venerable.
Después
de estos recuerdos, entro a ver esta
gran exposición El Hermitage en el Prado. Todo fluye tranquilo dentro del espacio
expositivo, se nota que los visitantes son o somos muy civilizados y nos vamos cediendo la contemplación de las obras en un orden
exquisito.
La
celebración del Año Dual España-Rusia 2.011, trae al Museo del Prado una
colección de más de 170 obras de la gran
colección enciclopédica del Hermitage, el mayor tesoro artístico de Rusia: desde valiosas
piezas de arqueología como el oro de Siberia, hasta artes decorativas de
Europa, como las joyas de la casa Fabergé. Dentro de este programa se celebró
en el museo ruso la muestra El Prado en
el Hermitage, que incluyó 66 obras maestras de las escuelas española,
italiana, y flamenca, de la pinacoteca madrileña de 1450 a 1820. Esta fue la
primera vez en la historia que el Prado prestaba un grupo de obras tan significativas para una exposición fuera
de España. Su objetivo era mostrar al público ruso obras de una gran calidad
estética y representatividad e importancia histórica, que coinciden con los
hitos de la pintura europea.
La
historia de la creación del departamento de arte de Europa Occidental en el
Museo del Hermitage repite en muchos aspectos
la de San Petersburgo-Leningrado. Tal como la nueva capital rusa,
fundada en el delta desértico y pantanoso
del rio Neva, un cuarto de siglo
más tarde pasmaba a los visitantes con su opulencia y lujo que en nada cedía al
de las más grandes urbes del mundo, así la colección de obras de arte de los países europeos, cuya
constitución remonta al año 1764 -fecha
que tradicionalmente marca la
fundación del Hermitage- podía
rivalizar, pasado también no más de un
cuarto de siglo, con las más célebres colecciones europeas.
Desde
luego, piezas sueltas de las artes de Europa Occidental afluían a Rusia mucho
antes, particularmente durante el reinado de Pedro El Grande, pero su reunión
metódica y ordenada no se inicia en la
segunda mitad del siglo VXIII. Las primeras adquisiciones de Catalina II
estaban destinadas a embellecer las salas del nuevo y enorme Palacio de
Invierno. Pero en breve la colección palaciega se convirtió –habida cuenta de
su importancia- en verdadero museo adjunto al palacio, el futuro Hermitage […]
Uno
de los aspectos que hacen del Hermitage
un museo único es su colección de piezas antiguas de oro obtenidas en
excavaciones arqueológicas a partir del siglo XVIII, y expuestas en esta
exposición en un ámbito especial. El
conjunto está formado por las armas y adornos de oro de los nómadas escitas de
Eurasia (s. V a. C. al s. III a. C), de la colección Siberiana de Pedro I y por joyas escitas
realizadas por orfebres griegos que fueron halladas en cámaras funerarias de la
costa del mar Negro.
La
exposición muestra además una importante
selección de pinturas, dibujos y esculturas de los siglos XVI al XX que
ilustran la riqueza, el origen, y la evolución de la colección del Hermitage.
Este Museo cuenta con el mejor conjunto de pintura holandesa y flamenca del
siglo XVII (Tiziano, Rembrandt, Hals, y Rubens, todos representados en esta muestra)
fuera de los Países Bajos, creada gracias a la pasión de Pedro el Grande por el
arte de los holandeses. Sus sucesores, especialmente Catalina la Grande y
Alejandro I, además de realizar encargos concretos a artistas, como Chardin y
Thorvaldsen, compraron importantes colecciones de arte como la del comerciante
berlinés Gotzkowski o la de Josefina Bonaparte [...]
En
un ámbito en la sala C del Prado, se puede disfrutar la colección de arte del siglo XIX y de las vanguardias
europeas que ingresó en la colección del Hermitage ya en el siglo XX. Tras la
Revolución de 1917, cuando se
nacionalizaron las grandes colecciones de arte
imperiales y privadas de Rusia, el Hermitage, como museo estatal,
seleccionó cuidadosamente obras de artistas como Friedrich, Ingres, y Rodin. La
carencia de obras impresionistas de
Monet o Renoir y de las vanguardias europeas –Picasso, Matisse o Van Dongen- se
subsanó en 1948, tras la disolución del Museo Estatal de Arte Occidental de
Moscú, formado principalmente a partir de las colecciones de arte de dos
moscovitas, Sergei Schukin e Iván Morózov. Desde entonces el Hermitage ha
continuado adquiriendo obras de arte contemporáneo como el Cuadrado Negro de Malévich, que ingresó en la colección en 2002.
No he citado la colección de nuestros artistas españoles, Velázquez, El Greco, y Ribera, y otro no español; Caravaggio, todos esplendidos.
Pero
he de confesar que el final de la exposición la cierra una belleza de obra: Cuadrado negro de Malévich, una obra… Diría
que es pequeña pero que es exquisita; se come a un gran Kandinsky. ¡Así
evoluciona nuestro mundo del arte! Me gustan las evoluciones.
Cuadrado Negro. Malévich. 1923-29
Composición VI. Kandinsky. 1913
No
dejéis de ver esta muestra. También podéis hacer un viaje a Leningrado, yo
tengo el catálogo, hace años lo conocí.
Museo
del Prado del 8 de Noviembre de 2011 al 25 de Marzo de 2012.Comisario: Mikhail Piotrovsky, director del Museo del Hermitage
© Mariví Otero 2011
Bibliografía:
Manual de mano El Hermitage en el Prado.
Museo del Prado. Madrid, España. Biblioteca
personal: Catálogo. VV.AA. El Ermitage. Editorial Artes Aurora, Leningrado
1984.
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