Mujer con frutas
Bodegón
Lo
primero que descubrimos en Parra es
una original economía de medios. Requiere para expresarse esos suficientes
elementos a través de los cuales el arte se comunica, sin demora, como por un
cristal. Un paisaje enfrenta la realidad en la que se inspira de una manera
exclusivamente pictórica. Su objetivo no es la naturaleza, le interesa algo más
importante que la visión de ella: La obtención de una unidad en la que dos o tres tonos principales por su
combinación creen una realidad, concreta por su existencia, abstracta por su
esencia. Grises y blancos dentro de los cuales vibra toda una gama diluida,
incorporada en su multiplicidad al conjunto, poseen una gravedad, que sin
embargo expende, con brillos cálidos, con luces frías, con variadas sensaciones.
Se trata de materia transformada en movimiento. En cuanto al método de Parra,
en la pintura de todo artista auténtico, no es por cierto limitación, las
telas se hallan unificadas por la personalidad que el pintor emana, no por el uso y abuso de una técnica inviolable.
Una mirada al conjunto de sus creaciones, nos lo presenta en todas las
direcciones, atacando con seguridad varias especies de enigmas, y
resolviéndolos a fuerza de reconocerlos, colores vivos –dulces o agrios,
ásperos o suaves, fuertes o livianos- junto a blancos y negros generosos, se
apoyan en formas sintéticas y equilibradas.
Casa y Árboles en el Río
No
es fácil relacionarlo con el resto de
sus compatriotas incluidos en la Escuela de París. Se ha distinguido por un
modo de hacer muy personal evitando seguir las corrientes de su época, creando
una abundante obra animada por su voluntad. Se le ha calificado a menudo
como expresionista. Moreno Galván lo
definía: “Es un creador de paisajes
hondos, de línea vertebral, de sobria
raíz expresionista”, pero
contrariamente a Nolde o Max Pechstein, apenas da cabida al exotismo y se
diferencia de Munch o de Kokoschka
porque construye una realidad
“desnaturalizada”. Su línea plástica es
una reacción natural contra un arte
anquilosado, contra un academicismo superado, pero no tiene contenido social.
No obstante, aparecen analogías en la comparación en la que se ha
intentado establecer entre él y los
representantes del Expresionismo germano-nórdico: necesidad de independencia,
de libertad, de soledad, una marcada inclinación por el individualismo, un
sentido innato por el arte; muchos de estos artistas alemanes eran
autodidactas. Todos estos creadores con los que
de una manera lejana, se relaciona a Parra,
mostraban un gran eclecticismo en la elección de sus temas, la intensidad
de los colores. En cuanto a su similitud con Rouault, enfrentando la obra
de ambos es como se ve la diferencia, en apariencia puede que lo recuerde por algunos temas puntuales.
No
me sorprende lo que escribe René Jean […] "Su línea, decidida, franca,
conducida con firmeza, modela los volúmenes, sin que, pese su austeridad, se
reduzca a un accesorio ornamental
ni, por su importancia, sea protagonista
o independiente del paisaje, en el que
al contario, está armónicamente integrada y supeditada al conjunto. A menudo,
esta línea parece próxima a la concepción de
Ingres: es el caso de ciertos
desnudos yacentes de sensual belleza o el Picnic,
que subraya en esta época la preocupación del artista de Zurgena por las dulces
armonías del modelo" […]
Anteriormente
en los años veinte y treinta encontramos “Leda
y el cisne” obra que fue tan admirada y reconocida en el Salón de los
Independientes de París. Este cuadro fue comprado posteriormente por una
galería de Boston. Hay otras obras que aparecen en la prensa francesa,
difícilmente se pueden reproducir debido al mal estado del papel, pero sí
estudiar. Como es sabido pocos eran los
cuadros que se reproducían en los dípticos u hojas de las exposiciones que se
hacían en la época.
Veamos
lo que apuntó F. Delanglade […] Por otro lado, el perfil español de la sierra
se inscribe en sus obras con tanta firmeza como en el período cubista de
Picasso, con la diferencia de que la materia habla en Parra el lenguaje del grafismo con
inflexiones de una mayor humanidad […].
Es un buen análisis, realmente Picasso marcó
mucho a toda su generación, pero a la larga fueron muy independientes.
Bodegón
De
las similitudes expuestas anteriormente, en esta exposición hay: desnudos, paisajes con arquitecturas,
paisajes, bodegones, figuras, y temas religiosos. Naturalmente tales análisis
pueden resultar ásperos y parecen oponerse a la luminosidad e inmediatez de
esta pintura, tiernamente ofrecida tanto
a la mente como a los sentidos, de modo que parece violada al hablar
sobre ella de manera tan compleja.
Él sintió la inquietud de su época y
persiguió todo lo nuevo, como los artistas del Renacimiento, todo lo que es
cerebración le interesó. Concebir, crear, resolver, prolongarse en la obra,
todas las vías son buenas, lo esencial es descubrir, encontrar no importa qué.
Después
de leer artículos de prensa y
entrevistas desde los años veinte hasta los años cincuenta, sorprende ver que
en un determinado momento -Montparnasse- es Parra
tiene una cautivadora originalidad y él también. Rescato un texto que escribió para el periódico “Nueva Gaceta”
Buenos Aires, 6 de Octubre de 1949, ilustrado con una pintura titulada “Figura”
(óleo): “Una
parte del público alimenta su espíritu con el vivo recuerdo del pasado; otra
fija el horizonte, medita sobre la futura realización de un sueño ilusorio. Es
artista el que en su obra consigue el acento
del eternal presente: es una inquebrantable piedra de las que forman el mundo de la belleza. La vida en
arte es dueña y señora cuya presencia clausura las dudas de una belleza
eternal. Nunca decimos vida por bello ni
muerte por feo”. Este texto me lleva a las
teorías de Kandinsky: “Bello es lo que brota de la necesidad anímica interior.
Bello es lo que es interiormente bello”.
Quizás Parra, también pensaba, que bajo el concepto de
belleza no comprendemos naturalmente la
moral externa o incluso interna admitida en general, sino todo aquello que
refina y enriquece el alma, también de forma intangible. Por eso, en la pintura
todo color es bello, y que cada color
provoca una vibración anímica y toda vibración enriquece el alma. Por eso
también todo lo que sea exteriormente -feo-
puede ser interiormente bello, tanto en el arte como en la vida. Nada es –feo-
en su resultado interior, es decir en su efecto sobre el alma de los demás [...]
Ginés Parra. C. 1917
Bibliografía: Otero Vila, Mariví. Parte de la introducción a la exposición antológica. "Ginés Parra: El espíritu de la materia, 1896-1960". ISBN 84- 690-2322-5. Catálogo de 254 páginas. A las personas interesadas en Ginés Parra, o que estén realizando el catálogo razonado o tesis, la investigación que realicé, al día de hoy la considero completa. La publicación y exposición la organizó UNICAJA Fundación, en Almería y Málaga 2006-2007.
© Mariví Otero 2020
Buenas tardes. Estoy buscando este libro que cita al final, pero no lo encuentro. Sabría decirme algún lugar o forma de conseguirlo? Gracias.
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