Sigo
muy relajada con esta, también esplendida, exposición. Hace tiempo que no veía
una exposición tan singular de la obra de Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682)
realizada en las dos últimas décadas de su vida. A través de diecisiete obras, entre las que incluyen retratos,
pintura religiosa, de gran formato, alegorías, obras devocionales y la única
miniatura conocida de mano del artista, han pretendido arrojar luz sobre la
fértil relación y amistad y mecenazgo establecida entre Murillo y don Justino
de Neve (1625-1685), culto y dinámico canónigo de la Catedral de Sevilla,
además de apasionado coleccionista.
Todas
las obras que están aquí reunidas fueron concebidas en y para Sevilla. Sin
embargo debido a la depresión del
patrimonio de la ciudad durante los siglos
XVIII y XIX, tan solo una se
conserva en su emplazamiento original. En su momento, estas pinturas formaron
parte de la colección privada de Neve, decoraron la Iglesia de Santa María la
Blanca y la Catedral o fueron destinadas al Hospital de los Venerables Sacerdotes (que no quiere
decir, que sea esta venerable amiga vuestra, a la que a veces cito). Estos encargos,
varios de los cuales fueron parte de alguna de las empresas artísticas más
importantes de la época, constituyen
también las cinco secciones en
las que se divide esta exposición que pretende
recuperar uno de los episodios más importantes de la pintura barroca de
la ciudad. Aprovechando esta ocasión
única, se han restaurado cinco obras especialmente para esta exposición.
No
dejéis de ver estas dos exposiciones. Merece la pena. Son exquisitas, con montajes
tan extraordinarios como solo el
Prado sabe hacerlo con los artistas
antiguos. Del 26 de Junio al 30 de
Septiembre 2012.
© Mariví Otero 2012
Bibliografía:
Catálogo de mano. Museo Nacional del Prado. “Murillo $ Justino de Neve. 26 de
Junio al 30 de Septiembre de 2012. Madrid. España.
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