Entramos,
me entregan un pendrive como prensa, mi amiga se siente emocionada y yo
también. Hablamos bajito, las dos nos contamos que tenemos un gran libro del
Maestro Hopper.
Después
de ver esta esplendida exposición que
recomiendo, regreso a mi casa, busco desesperadamente mi libro que con tanto cariño guardo de Edward Hopper. ¡Ah! lo
encuentro, “Transformación de lo real” ¡Soy feliz!
Edward
Hopper nació en Nyack y vivió durante toda su vida en Nueva York, aunque pasó
veraneos largos junto al mar en su estudio de Cape Cod. Hijo de un matrimonio
de clase media modesta, manifestó su vocación
por la pintura desde muy joven. Tras estudiar ilustración comercial
durante un año, se matriculó en el curso de pintura de la New York School of
Art, cuyo director era William Merritt Chase.
Para
la mayoría de los europeos, Edward Hopper es un pintor que confirma la imagen
que tiene de América. La exposiciones
mediante la que se dio a conocer a un numeroso público europeo, a
finales de los años setenta, muestran
que la razón de ello no ha de
buscarse en una determinada manera de pintar,
representativa de una escuela específicamente americana. Esenciales son más
bien los temas mismos de los cuadros y el hecho de que las –escenas- representadas
en los cuadros de Hopper muestran una codificación doble. La representación de un ambiente americano
que aparece como característico está sujeto,
lo mismo que la exactitud realista de los detalles, a una ley de extrañamiento
que, en la plasmación de la vida moderna, hace que se destaquen sobre todo sus
grietas […]
Sin
embargo, los rasgos realistas en los cuadros de Hopper están a veces tan
acentuados que dan entrada a imágenes no claramente plasmadas o confieren a lo
real un efecto fantástico. La visión pictórica de paisajes indica también imágenes arquetípicas: La experiencia de la
–frontera-, el encuentro del hombre y la naturaleza en el límite de la
civilización, tratando desde el siglo XIX no sólo en textos de Nathaniel
Hawthorne, Herman Melville y Edgar Allan Poe, sino también en cuadros de un
Thomas Cole o de los paisajistas de la Escuela del Rio Hudson. Y así como mito
del impulso sin barreras en el espacio natural se convierte e los textos de Poe
y Melville en regidez y pérdida de la orientación, se transfigura también con
frecuencia la representación de la naturaleza
en los cuadros de Hopper. O está atravesada por los signos de la civilización
–para ello figuran las vistas maníacamente repetidas de carreteras, pasos a
nivel y faros-, los signos de la civilización se muestran perdidos y amenazados
en una naturaleza intacta; esta es la impresión
que despiertan la mayoría de los cuadros de casas de Hopper […]
Hopper
es un artista –figurativo- no realista. El tiene otra visión de la
realidad, me parece tan fresco y nuevo para estar entre los Siglos XIX y
XX. Admiro a Edward Hopper, me gustan
sus personajes ¡están OUT!.
© Mariví Otero 2012
© Mariví Otero 2012
Bibliografía:
Museo Thyssen, catálogo de mano exposición. Madrid 12.6- 16.9. 2012Rolf
Günter Renner. Edward Hopper, 1882-1967 “Transformaciones de lo real” .1991
Beneditkt Taschen Verlag GmbH Hohenzollernring 53, D-50672 Köln.
No hay comentarios:
Publicar un comentario