Constituye
la primera gran retrospectiva en España del escultor y poeta norteamericano Carla
Andre (Quincy, Massachusetts, EE.UU., 1935), una de las figuras más
relevantes del arte del siglo XX por cuanto redefinió profundamente los parámetros de la escultura
y la poesía concreta, marcando un antes y un después al establecer nuevos y
heterodoxos modos de creación.
Para
llegar al Palacio de Velázquez (Actualmente pertenece al Ministerio de Cultura,
y está dedicado a sala de exposiciones temporales del Museo Nacional Centro de
Arte Reina Sofía) donde se encuentra la exposición de este gran artista
americano, caminamos a través del:
Este
parque conserva el nombre del desaparecido palacio de Felipe IV, del que formo
parte. De aquel palacio sólo queda el Casón del Buen Retiro y el Salón de los
reinos, edificio que ocupaba el Museo del Ejército (hoy cerrado y trasladado al
Alcázar en Toledo).
Desde
1632, el parque fue de uso exclusivo de la familia real, que allí organizaba
complejas representaciones, corridas de toros y batallas navales. Se permitió
el acceso parcial en el siglo XVIII, siempre que los visitantes fuesen
debidamente ataviados, hasta que en 1869 se abrió por completo. Ahora es uno de los parques más
animados de Madrid.
Desde
la entrada norte se baja por un paseo arbolado hasta el lago, donde se pueden
alquilar barcas de remos. En uno de los lados del estanque se alza una columnata semicircular que sirve de fondo
a la estatua ecuestre de Alfonso XII. Al otro lado, gran número de pintores,
echadores de cartas, músicos y malabaristas animan el paseo. Al sur del lago
existen dos bellos palacios, El Palacio de Cristal y El Palacio de Velázquez,
este fue construido entre los años 1881 y 1883 con motivo de la celebración de
la Exposición Nacional de Minería llevada a cabo en la ciudad entre los meses
de mayo a noviembre de 1883. El arquitecto Ricardo Velázquez Bosco (1843-1923),
de quien tomo el nombre el palacio, diseño y dirigió el proyecto en el que
también participaron Alberto del Palacio (1856-1939) ingeniero y Daniel Zuloaga
(1852-1921) ceramista.
Después del recorrido
por este histórico parque, nos encontramos ante el Palacio de Velázquez, una
vez dentro las espectaculares obras de Carl Andre.
La
exposición permite al visitante seguir cronológicamente, tanto las innovaciones
del artista en el campo de la escultura –incluyendo
su característica aproximación a los materiales y al espacio y a su
revolucionario concepto de composición a
través de unidades mínimas-, como su producción
poética, íntimamente conectada con la
obra plástica pero también eclipsada en cierta manera por ella.
Carl Andre está considerado como
uno de los artistas más destacados y complejos del minimalismo, un movimiento
surgido en los años sesenta en Estados Unidos que se convirtió en una de las
más discutidas e influyentes del arte contemporáneo y, sin duda, en una ruptura
radical con la tradición.
Aunque
en su primer periodo abundan las pequeñas construcciones geométricas, sobre
todo de madera, Andre descubrió enseguida las limitaciones de esta manera de
trabajar y se dejó cautivar por las propiedades inherentes a los materiales
industriales: la forma el peso y la superficie. En tan solo seis años, desde
1958 a l964, después de realizar una serie de piezas escultóricas talladas con
herramientas eléctricas –esbeltos pilares realizados a partir de una sola pieza
de madera y elementos apilados que se elevan hasta alcanzar la altura de una
persona-, Andre consiguió eliminar de sus esculturas cualquier vestigio
de la mano del artista. Incluso, radicalizo su gesto de horizontalizar la
escultura hasta tumbarla en el suelo.
Como ejemplo del
abandono de la tradición del tallado, el artista comenzó a trabajar en una
serie de torres de madera ensamblada conocidas como las “pirámides”. Muchas de
ellas fueron destruidas o se perdieron antes que Andre pudiera exhibirlas.
No obstante, en el Palacio de Velázquez puede contemplarse Pyramid (Square Plan), realizada
originalmente en 1959 y rehecha por el artista en 1970 en Orleans,
Massachusetts. Otras obras de tamaño mediano realizadas con materiales como hormigón acrílico o metal, como Fell (Nueva York, 1961 o 4 Corner Slant
Stack (Nueva York, 1964) (ambas en el edificio Sabatine, MNCARS, segunda
parte de la exposición), sobrevivieron a aquellos tempranos años.
Carl Andre también practicó experimentos radicales
trabajando con la ausencia de formas o invadiendo espacios como en Scatter Piece (Nueva York, 1966) o
pavimentando las salas expositivas con un
corredor del metal como en 46
Roaring Forties (Madrid, 1988, Palacio de Cristal, en el Parque del Retiro
de Madrid). Con ello, invitaba al público a examinar la obra “por su ubicación”
y también “como lugar”. Al mismo tiempo.
Los materiales industriales utilizados, como metal o ladrillos (listos para ser
empleados en la construcción),
implicaban cierta conciencia política que inscribe a la obra de arte en
un determinado momento histórico-económico. En esta instalación del Palacio de
Cristal en 1988, participe como público. Después viajo al Espacio Parque
Pignatelli. Museo Pablo Gargallo. Zaragoza, España.
La
muestra, organizada por la Dia Art
Foundation de Nueva York en colaboración con Museo Reina Sofía, ha sido comisariada por Philippe Vergne y Yasmil Raymond con la participación del propio artista. Cuenta con alrededor de 400
piezas, entre esculturas y un abundante número de series de poesía visual y concreta realizadas por Andre en los últimos 50 años, abarcando
desde sus obras más influyentes hasta ejemplos muy singulares de su práctica
artística, que forma parte de las colecciones de la mayoría de los museos más
importantes del mundo.
Además, por primera vez
en 20 años, se presenta un grupo excepcional de objetos titulados Dada Forferies, que manifiestan la
vinculación del artista con los ready-made de Marcel Duchamp, un autor que le
influiría tanto como Constatin Brancusi.
La exposición dedicada a la poesía visual se puede ver en
la tercera planta del Edificio Sabatini, Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofía. También alberga Passport (Pasaporte), un proyecto que ocupa un lugar de
excepción en la producción de Carl
Andre.
Las obras de Andre comenzaron a obtener una doble
condición de “incisiones en el espacio” “lugares”, estableciendo el artista
tres etapas: “escultura como forma, escultura como estructura y escultura como
lugar”. De este modo, sus esculturas contienen la idea de que, más allá de ser
una representación o algo que observar, son un lugar donde y con que el público
puede experimentar.
¿Le gustará a Carl
Andre, ser llamado maestro? Un placer maestro.
Bibliografía: Carl Andre: Escultura como lugar,
1958-2010. 5 de mayo a 12 de Octubre, Palacio de Velázquez y 6 de mayo a 28 de
septiembre 2015. Gabinete de prensa del MNCARS.
© Mariví Otero 2015
Fotos: Mariví Otero
Asistente: Manuel Otero Rodríguez
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