miércoles, 6 de octubre de 2021

LA MÁQUINA MAGRITTE/ Mis cuadros son pensamientos visibles

 Fotografía de la exposición: La Máquina Magritte.

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, presenta la segunda retrospectiva en Madrid dedicada al artista belga René Magritte (Lessins, Bélgica, 1898-1967, Bruselas, Bélgica), uno de los máximos representantes del surrealismo, la primera se celebró en 1989 en la Fundación Juan March.

En 1950, René Magritte firmó junto a algunos amigos surrealistas belgas el catálogo de productos de una supuesta sociedad cooperativa, La Manufacture de Poési, que incluía artefactos destinados a automatizar el pensamiento o la creación; entre ellos, una “máquina universal para hacer cuadros”, cuya descripción prometía “un manejo muy simple, al alcance de todos”, componer un número prácticamente ilimitado de cuadros pensantes”.

La máquina de pintar tenía precedentes en la literatura de vanguardia, como las de Alfred Jarry y Raymond Roussel, precursores del surrealismo, cuyos dispositivos ponían el énfasis en el proceso físico de la pintura, aunque con concepciones opuestas: en el primero la máquina gira y lanza sus chorros de color en todas direcciones, mientras que el segundo se asemeja a una impresora que produce imágenes fotorrealistas. El aparato descrito por los surrealistas belgas es diferente: está dedico a generar imágenes conscientes de sí mismas. La máquina Magritte es una máquina metapictórica, una máquina que produce cuadros pensantes, pinturas que reflexionan sobre la propia pintura.

René Magritte.El gran siglo, 1954 (Le Grand Siècle)
Óleo sobre lienzo, 50 x 60 cm. Kunstmuseum Gelsenkirchen, lb 65/27

“Desde mi primera exposición, en 1926 (…) he pintado un millar de cuadros. pero no he concebido más que un centenar de esas imágenes de las que hablamos. Este millar de cuadros es el resultado de que pintado con frecuencia variantes de mis imágenes: es mi manera de precisar mejor el misterio, poseerlo mejor”.

Toda obra es una reflexión sobre la pintura misma, reflexión que aborda con la paradoja como herramienta fundamental. Lo que se nos revela en el cuadro, por contrate o por contradicción, no solo es el objeto, sino también su representación, el cuadro mismo. Cuando la pintura se limita a reproducir la realidad, el cuadro desaparece y solo reaparece cuando el pintor saca las cosas de quicio: la pintura solo se hace visible mediante la paradoja mediante lo inesperado, lo increíble, lo singular.

René Magritte Panorama popular, 1926
(Panorama populaire) Óleo sobre lienzo, 120,5 x 80,2 cm
 Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen, Düsseldorf, 0393

Recorremos la exposición a través de siete espacios.

Los poderes del mago

Este espacio reúne tres de los cuatro autorretratos conocidos de Magritte, en los que explora las posibilidades del artista como mago al tiempo que sugiere una actitud irónica hacía los mitos relacionados con el genio creador.

En Tentativa de los imposibles (1928), Magritte esta pintando a una mujer desnuda; él es el real y ella solo un producto de su imaginación suspendida entre la existencia y la nada. Es una versión del mito de Pigmalión, de la creación artística identificada con el deseo, del poder de la imaginación para producir la realidad.

René Magritte Tentativa de lo imposible, 1928
(Tentative de l’impossible) Óleo sobre lienzo, 116 x 81,1 cm 
Toyota Municipal Museum of Art, Toyota,142

Imagen y palabra

Las palabras eran un recurso habitual en las pinturas y collages cubistas, futuristas, dadaístas y surrealistas. Magritte las incorpora a su obra durante su estancia en París, entre septiembre de 1927 y julio de 1930, en el que estuvo en estrecho contacto con el grupo surrealista parisiense. En esos años crea sus Tableau-mots, unos cuadros en los que las palabras se combinan con imágenes figurativas con formas semi abstractas, en un primer momento, o aparecen solas, encerradas en marcos y siluetas, entre 1928 y 1929, y casi siempre utilizando una caligrafía escolar.

René Magritte El museo de una noche, 1927
(Le Musée d’une nuit) Óleo sobre lienzo, 50 x 64,5 cm Colección privada
[Expuesta exclusivamente en Madrid]

Figura y fondo

Entre los años 1926 y 1931 la influencia del collage se intensifica. Sus cuadros se llenan de planos horadados o rasgados, de siluetas que simulan papel cortado y se erigen verticales como decorados de teatro, en 1927 empieza a evocar el juego infantil de doblar y recortar papeles para crear mantelitos con motivos geométricos y simétricos multiplicados; el resultado es una especie de celosía, uno de esos elementos tan característicos suyos que ocultan y revelan al mismo tiempo.

Otro recurso frecuente es el de la inversión de figura y fondo, convirtiendo los cuerpos sólidos en huecos, en agujeros a través de los cuales aparece un paisaje o una zoma se rellena con algo, como aire, agua o vegetación. El contorno pertenece al objeto, no al fondo, y conserva la presencia fantasmagórica del objeto.

René Magritte La perspectiva amorosa, 1935
(La Perspective amoureuse) Óleo sobre lienzo, 115,9 x 81 cm.
 Colección privada, cortesía de Guggenheim, Asher Associates [Expuesta exclusivamente en Madrid]

Cuadro y ventana

Describe Magritte “Coloqué ante una ventana visto desde el interior de una habitación un cuadro que representaba exactamente la parte del paisaje ocultada por ese cuadro. Así pues, el árbol representado en ese cuadro tapaba el árbol ubicado detrás de él fuera de la habitación. Para el espectador, el árbol estaba en el cuadro dentro de la habitación y a la vez, por el pensamiento, en el exterior, en el paisaje real, Así es como vemos el mundo; lo vemos fuera de nosotros y, sin embargo, solo tenemos una representación de él en nosotros”.

René Magritte. La llave de los campos, 1936 (La Clef des champs)
Óleo sobre lienzo, 80 x 60 cm.
 Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid, 657 (1976.3)

Rostro y máscara

La figura de espaldas se remonta la pintura tardomedieval pero solo adquiere su valor cuando Friedrich la convierte en protagonista de sus paisajes. A finales del siglo XX, Arnold Bocklin retomó este motivo romántico como expresión de anhelo y melancolía; de él lo heredó Giorgio de Chirico y de éste, a su vez, Magritte.

Los ataúdes de la serie Perspectivas pueden verse igualmente como una variante de la cabeza cubierta, En estas obras, el pintor elige algunos iconos del retrato burgués para boicotearlos con su humor negro. El titulo de “Perspectivas” encajaría con el don la clarividencia del pintor, capaz de ver a los retratos en su estado futuro.  Son vanitas paródicas, memento mori burlones que se mofan de la muerte y de la inmortalidad de los grandes iconos de la pintura.

La pareidolia -la lectura de los rasgos faciales en los objetos inanimados, como sustitutos más o menos aproximados del rostro humano- es el recurso utilizado por Magritte en Shéhérazade (1950) y en la serie de desnudos enmarcados por la cabellera.

René Magritte Sheherezade, 1950 (Shéhérazade)
 Óleo sobre lienzo, 40 x 30 cm 
Colección privada, cortesía de la Vedovi Gallery, Bruselas. [Expuesta exclusivamente en Madrid]

Mimetismo

“(…) he encontrado una posibilidad nueva que tienen las cosas, la de convertirse gradualmente en otra cosa, un objeto se funde en otro objeto distinto en si mismo (…) Por este medio obtengo cuadros en los que la mirada -debe pensar- de una manera completamente distinta de lo habitual (…)”

La disolución de un cuerpo en el aire es también el objeto de El futuro de las estatuas (1932), un vaciado de la máscara funeraria de Napoleón camuflada con cielo azul y nubes blancas. Igual que la muerte disuelve el ego, la pintura disuelve el volumen de la escayola en el azul del cielo. Estas obras anuncian una importante serie que comienza en 1934 con La magia negra, en las que el cuerpo desnudo de la mujer no se desvanece, conserva su forma, sus contornos, y solo cambia su color. entre la carne y el aire, entre la tierra y el cielo.

El mimetismo en Magritte se revela como una consecuencia de su trabajo con la inversión figura-fondo. El animal o el objeto mimético pasa de ser figura a ser fondo, o se entreteje de tal modo con el fondo que se vuelven inextricables, como en La firma en blanco (1965), donde la amazona y su caballo se enredan con los árboles como lo visible se entrevera con lo invisible.

Cuando alguien pasea a caballo en un bosque, primero lo ves (al jinete y al caballo), luego no lo ves, pero sabes que están ahí (…) nuestro pensamiento engloba lo visible tanto como lo visible.”

René Magritte El futuro de las estatuas, 1932 (L’Avenir des statues) 
Óleo sobre escayola, 33,5 x 16,5 x 19 cm Lehmbruck Museum, Duisburgo, 
1966/1976 Copy fotógrafo ©Bernd Kirtz

Megalomanía

En Magritte, la megalomanía se convierte en un cambio de escala mediante la que extrae un objeto o cuerpo de su contexto habitual y lo sitúo fuera de lugar. Si en el mimetismo el cuerpo era devorado por el espacio, en la megalomanía, en cambio, el cuerpo devora el espacio circundante.

El elemento agigantado en sus cuadros puede ser un objeto natural. una manzana, una roca, una rosa…-, y en forma redondeada, en contraste con el espacio cúbico y artificial en que está encerrado. Un experto en este recurso fue Lewis Carrol, muy admirado por Magritte y reconocido por André Breton entre los precursores del surrealismo. El caso más evidente de inspiración tomada de la Alicia de Carroll en la obra de Magritte es la serie de pinturas Delirios de grandeza, que tienen como motivo central un torso escultórico femenino dividido en tres partes huecas, cada una encaja en la siguiente, como en las muñecas rusas o a modo de telescopio.

René Magritte. Delirios de grandeza, 1962 (La folie des grandeurs)
Óleo sobre lienzo, 100,3 x 81,3 cm
The Menil Collection, Houston, 1978-145 E. Copy fotógrafo ©Paul Hester

La máquina Magritte se completa con una instalación, en la primera planta del museo, de una sección de fotografías y películas caseras realizadas por el pintor, prestadas por cortesía de Ludion Publishers. Magritte nunca se consideró fotógrafo, pero sintió una indudable atracción por el cine y la fotografía en su vida cotidiana.

Fotografía de Raoul Ubac. Las muejres surrealistas. Jacqueline Nonkels, Georgette Magritte, Sacha Goemans, Antonina Grégoire, Iréne Hamoir y Agui Ubac. Bruselas. 1940. Galeríe Ronny Van de Velde, Amberes.

Marcel Mariën, René Magritte, Louis Paul Nougé y Noël Arnaud en el Congreso de Escritores y Artistas Comunistas, Amberes. Noviembre de 1947.

Comisariada por Guillermo Solana, director artístico del museo, reúne más de 90 pinturas procedentes de instituciones, galerías y colecciones particulares de todo el mundo, gracias al apoyo de la Fundación Magritte y de su presidente Charly Herscovici. Tras su presentación en Madrid, La máquina Magritte viajará a CaixaForum Barcelona, donde podrá visitarse del 24 de febrero al 5 de junio de 2022.

© Mariví Otero. 2021.
Manuel Otero Rodríguez. 

Fuente: La Máquina Magritte. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Del 14 de septiembre de 2021 al 30 de enero de 2022. Documentación y fotografías, departamento de prensa del Museo.

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