El Museo Nacional del Prado expone tres importantes series narrativas creadas en Andalucía en las décadas centrales del siglo XVII destinadas a clientes particulares: la que describe la parábola del Hijo pródigo Murillo; La que narra la historia de José, realizada por Antonio del Castillo, ambas completas y conservadas en la National Gallery de Dublín y el Prado, respectivamente; y la dedicada a la vida de san Ambrosio, de Valdés Leal.
La
exposición incluye otras obras que pertenecieron a series de este tipo, que con
el paso del tiempo han sido desmembradas y dispersadas. Con todo ello se puede
percibir tanto la importancia que tuvieron estas obras seriadas en la pintura
andaluza del momento, como el papel que jugaron los coleccionistas y patronos
particulares para el desarrollo de la misma.
Durante
las décadas centrales del siglo XVII se produjo en Andalucía un tipo de cuadros
que son muy representativos tanto del alto nivel creativo alcanzando por los
principales pintores, como de las expectativas y el gusto de una de las partes
más activas de su clientela. Se trata de obras organizadas en serie, en general
de mediano tamaño y encargadas por particulares para interiores domésticos u
oratorios privados. Varias de ellas describen el desarrollo de una “historia”,
bien sea la biografía más o menos completa de un personaje, o las etapas de un
acontecimiento biográfico concreto.
Eso
hace que tengan un extraordinario interés para entender los recursos
compositivos empleados por sus autores, y su capacidad como narradores de
episodios seriados. Entre los artistas que cultivaron este tipo de series se
encuentran Bartolomé E, Murillo (1617-1682), Antonio del Castillo (1616-1668),
Juan Valdés Leal (1622-1690) o Alonso Cano (1601-1667), es decir, cuatro de
los protagonistas principales del Barroco pictórico andaluz.
Para
acercarnos a esta peculiar producción artística se ha organizado esta
exposición, que tiene como puntos de referencia tres de esos ciclos: el que
describe la parábola del hijo pródigo, por Murillo; el que cuenta las
peripecias de José en Egipto. por Antonio del Castillo, y el que narra la
biografía de san Ambrosio, por Valdés Leal.
Una
cuarta sección reúne obras pertenecientes a otras series, en las que se muestra
cómo las mismas fueron instrumentos importantes para la representación del
paisaje, de los “afectos” o de la vida cotidiana.
Estas obras exigen una lectura atenta, pausada y secuenciada, y que tienen una naturaleza excepcionalmente narrativa, invita al espectador a ensayar un acercamiento a la pintura antigua distinto al que es actualmente más habitual, pero que resulta más cercano a aquel que existía en la época entre el público para el que se pintaron estos cuadros.
Comisariada
por Javier Portús, Jefe de Conservación de la Pintura Española (hasta 1800) del
Museo del Prado. 33 piezas del Museo Nacional del Prado, la National Gallery de
Irlanda, en Dublín, e instituciones como la Real Academia de Bellas de San
Fernando, el Museo de Bellas Artes de Asturias, El Museo de Bellas Artes de
Sevilla y la Biblioteca Nacional de España documentan el alto nivel de la
calidad que se alcanzó en el cultivo de esta tipología.
Fuente:
“El Hijo pródigo de Murillo y el arte de narrar en el Barroco andaluz”. Museo
Nacional del Prado. Hasta el 23 de enero 2022. Área de Comunicación del Museo:
Documentación y fotografías.
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