El
gran Palacio de Cristal una vez más sirve de escenario al nuevo proyecto del
artista Carlo Bunga (Oporto, Portugal, 1976) titulado la extravagancia del
deseo. La muestra, organizada por el Museo Reina Sofía, constituye su mayor
intervención en Madrid hasta la fecha.
Contra la extravagancia del deseo continúa esta línea de investigación: el entorno cambiante que circunda el Palacio que acoge la muestra, así como el contenido en el que fue originariamente construido, componen algunas de las claves de este nuevo trabajo.
La
naturaleza efímera de las construcciones del artista va inevitablemente unida a
dos conceptos: tiempo y lugar. Bunga redimensiona la experiencia
de un espectador que no solo contempla la obra, sino que también se integra en
ella y la transforma. La estructura de cartón que conforma la instalación se
confunde con el propio edificio de hierro y cristal que lo acoge, dando lugar a
un entorno hibrido y cambiante: Afirma la coordinadora de la muestra Soledad
Liaño: “Un espacio performativo, espontáneo e inestable que será construido
con mucha más facilidad que la arquitectura convencional”. El artista dirige
nuestra atención precisamente a todas estas arquitecturas nómadas, de
materiales precarios.
En esta intervención Calos Bunga hace públicas historias fuera del foco -al igual que en su reciente proyecto Home (2022) para la Fundaçao Calouste Gulbenkiam-, pero además difumina el límite entre interior y exterior, haciendo al edificio participe del medio exterior, de un ciclo natural en continuo devenir que lo define y condiciona. Asimismo, la naturaleza reivindica su espacio en la construcción de cartón y se abre paso a través de la hojarasca de la pintura.
En la
instalación se citan la majestuosidad de los elementos que componen el edificio
ubicado en el Parque del Retiro (lugar emblemático), y la precariedad del
cartón empleado por el artista para la construcción de su obra. El Palacio de
Cristal fue construido por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco en 1887 como
parte del complejo de construcciones erigido con motivo de la Exposición
General de las Islas Filipinas de ese mismo año. Este invernadero estaba
destinado a albergar los ejemplares botánicos del archipiélago filipino, pero
la mayoría de estos no sobrevivieron a la larga travesía marítima. obligando a
improvisar nuevos contenidos que justificaran la creación del edificio: una
innovadora arquitectura de hierro y cristal, elaborada gracias a los avances
técnicos y la disponibilidad de los nuevos materiales logrados a partir de la
imparable industrialización de finales del siglo XIX. Los proyectos como este
fueron todo un alarde constructivo que inauguró Joseph Paxton en el invernadero
de Chatsworth (1837-1840), y posteriormente en el Crystal Palace con motivo de
la Exposición Universal de Londres de 1851.
De la misma manera Carlos Bunga ha construido su arquitectura interior efímera contando con las condiciones climáticas y de conservación tan particulares del Palacio, que pueden afectar a la propia instalación y que será desmontada cuando finalice su exhibición, al igual que sucedía con los pabellones de los eventos mencionados anteriormente.
Bunga reivindica
una estela autobiográfica como parte de la narrativa. Ello se entiende si
echamos la vista atrás: Su madre se vio obligada a huir con una hija de dos
años de su país, Angola, mientras estaba embarazada de él. La familia del éxodo
de refugiados que generó la guerra de la Independencia de Angola (1961-1975), y
que fueron acogidos en Portugal gracias a los corredores humanitarios aéreos
organizados por Cruz Roja.
Tras
pasar un tiempo en dos centros de acogida en Oporto, los reubicaron en unas
casas preconstruidas que el Fondo de Fomento de la Vivienda de Portugal destinó
en 1983 a familias portuguesas con escasos recursos, así como a un pequeño
porcentaje de refugiados angoleños. Los materiales de estas construcciones
propiciaron un deterioro casi inmediato que, al tiempo, devino en su demolición
debido a las inaceptables condiciones de habitabilidad. Bunga, como ha
declarado, aprendió a adaptarse a estos espacios transitorios, y le hace
sentirse nómada en su forma de pensar, pero también de ser y estar.
Bunga
inició su carreara vinculada a la pintura, aunque pronto amplió sus intereses
hacia otras disciplinas artísticas que le permitían cuestionar la arquitectura
como lenguaje del poder, y otras inercias arraigadas a ella, como orden de
solidez, prescindiendo de los materiales tradicionales y apostando la
precariedad de unas estructuras compuestas tan solo por planchas de cartón y
cinta adhesiva.
Fuente: Carlos Bunga. Contra la extravagancia del deseo. Museo Nacional Reina Sofía. Palacio de Cristal (Parque del Retiro, Madrid). 8 de abril al 4 de septiembre de 2022. Gabinete de prensa del Museo: Documentación y fotografías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario