viernes, 20 de octubre de 2023

EL ESPEJO PERDIDO. Judíos y conversos en la España Medieval.


Imagen de la exposición “El espejo perdido. Judíos y conversos en la España Medieval” Foto © Museo Nacional del Prado. 

Caminamos por el Museo Nacional del Prado al encuentro de esta exposición, comisariada por Joan Molina Figueras, jefe de Departamento de pintura Gótica Española del Museo del Prado, y organizada en colaboración con el Museu Nacional d’Art de Catalunya, ofrece una sugestiva panorámica sobre el papel que tuvieron las imágenes en las relaciones entre judíos y cristianos en la España (1285-1492).

Cristo de la Piedad Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla, 94,8 x 61,9 cm h. 1471-76 Peralada (Gerona), Museu del Castell de Peralada, inv. 13848

Aunque numerosas obras destacan por su componente estético -y al respecto, solo cabe indicar que entre sus autores encontramos sobresalientes maestros del gótico como Pedro Berruguete, Bartolomé Bermejo, Fernando Gallego o Bernat Martorell, entre otros-, en la exposición hay un conjunto de piezas realizadas más allá de los cánones de la historia de los estilos -como caricaturas, sambenitos, grabados o bizarras esculturas. El objetivo es ofrecer una visión lo más completa y rigurosa posible de un tema que sólo podemos abordar desde una perspectiva que supera las fronteras tradicionales de la historia del arte.

Nacimiento de san Juan Bautista (parte del Retablo de los Santos Juanes de Vinaixa [Lérida]) Bernat Martorell Óleo sobre tabla, 88,5 x 68,7 x 8 cm h. 1450 Barcelona, Museu Nacional d'Art de Catalunya, MNAC 71932

Una de las particularidades de esta exposición es la presentación de un conjunto de obras y programas absolutamente únicos en toda Europa, puesto que responden a las especiales circunstancias que determinaron las relaciones en los reinos peninsulares entre los siglos XIII y XV. Nos referimos a aquellas imágenes relacionadas con la polémica que afectó a los conversos, y que fueron concebidas, ya sea para estimular la conversión, ya sea para justificar la sincera decisión de los nuevos cristianos. Igualmente, originales resultan los cielos e imágenes concebidos en los primeros tiempos de la Inquisición española, tanto escenografías para las iglesias como obras de carácter propagandístico.

La fuente de la Gracia Taller de Jan van Eyck Óleo sobre tabla, 181 x 119 cm h. 1430-40 Madrid, Museo Nacional del Prado, P-1511

Entre 1285 y 1492, las imágenes desempeñaron un papel fundamental en la compleja relación entre judíos, conversos y cristianos. Si, por un lado, fueron un importante medio de transferencia de ritos y modelos artísticos entre cristianos y judíos al tiempo que propiciaron un espacio de colaboración entre artistas de ambas comunidades; por otro, contribuyeron a difundir el creciente antijudaísmo que anidaba en la sociedad cristiana. En este terreno, la estigmatización visual de los judíos fue un fiel reflejo del espejo cristiano, de sus creencias y ansiedades, y, con ello un poderoso instrumento de afirmación identitaria. Tras la masiva conversión de judíos al cristianismo como consecuencia de los pogromos de 1391, las imágenes de culto se situaron en el centro de la polémica, convirtiéndose en la prueba para afirmar la sinceridad de los nuevos cristianos o, por el contrario, para acusarlos de judaizar. La extensión de estas imaginarias sospechas de la herejía judaizante se encuentra en la base de la fundación de la Inquisición española en 1478. Consciente del poder de las imágenes, la nueva institución hizo un uso intensivo de las mismas, ya fuese para diseñar poderosas escenografías o para definir fórmulas de identificación visual de los conversos.  

Imagen de la exposición “El espejo perdido. Judíos y conversos en la España Medieval” Foto © Museo Nacional del Prado. 

El recorrido por la exposición “El espejo perdido. Judíos y conversos en la España Medieval” es espléndido, es la primera gran muestra, tanto por el número como por la representatividad de las obras seleccionadas, que recupera un espejo medieval: el retrato de los judíos y los conversos concebido por los cristianos en España entre 1285 y 1492. Dividida en cinco secciones: I Transferencias e intercambios. II De precursores a ciegos. III Antijudaísmo e imágenes mediáticas. IV Imágenes para conversos, imágenes de conversos. V Escenografías de la inquisición.

Imagen de la exposición “El espejo perdido. Judíos y conversos en la España Medieval” Foto © Museo Nacional del Prado. 

La muestra reúne 71 obras realizadas con diferentes técnicas (pintura, escultura, miniatura, orfebrería, grabado, dibujo y libros) procedente de casi una treintena de iglesias, museos, bibliotecas, archivos y colecciones particulares españolas y extranjeras.

© Mariví Otero 2023
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: “El espejo perdido. Judíos y conversos en la España Medieval”. Museo Nacional del Prado. Hasta el 14 de enero de 2024. Museo Área de Comunicación: documentación y fotografías.

LUIS GORDILLO, dime quién eres Yo

Martirologio cromático, 2006. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. VEGAP, Madrid 2023

 Nuestra visita a la Sala Alcalá 31 al encuentro de la exposición del gran artista Luis Gordillo (Sevilla, 1934), comisaria de la misma Bea Espejo.

Caminamos por la sala, esta exposición enlaza con la muestra que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía le dedicó en 2007, año en el que el artista fue galardonado con el premio Velázquez de Artes Plásticas. Por ello “dime quién eres Yo” comienza por las piezas que cerraba aquella muestra para adentrarnos después en el corpus artístico que ha ido configurando desde entonces. Con el pulso agitado y activo que transmite la energía de un artista que a los 89 años sigue en activo y con una clara influencia en nuevas generaciones, la Sala Alcalá 31 organiza la mayor retrospectiva de su obra en Madrid desde entonces.

Foto sala, Mariví Otero.

Un campo, el de la pintura, que en este siglo XXI, se ha liberado de las autodefiniciones estrechas y piensa la imagen como algo acuático, como cosas que se van y se pierden, a semejanza del agua se va entre las manos. En ese sentido, las obras de esta exposición se entienden como contenedores cuya función es dar una forma externa a lo que fluye, a lo que se acaba. Aunque todo en su pintura última está a punto de empezar.

Infinitivo de oso, 2021. Foto: Manuel Blanco. Colección Luis Gordillo. VEGAP, Madrid 2023

Dos décadas en la que Luis Gordillo ha puesto la pintura en el centro, con especial importancia a la constante retroalimentación que existe entre esta y la fotografía, el collage y el dibujo, un territorio muy característico del artista en el que la imagen en proceso define configuraciones internas que construyen la obra.

Foto sala, Mariví Otero.

El objetivo es implicar al visitante, mostrarle las tensiones y energías que desprende el trabajo del artista desde dentro, ofreciendo una doble perspectiva: por un lado, una visión macroscópica de familias afines de cuadros y temas recurrentes de su carrera y, por otra, una observación detenida de las convulsiones, exploraciones y derivas de su proceso creativo. Aunque, por encima de todo, esta exposición lo que propone es una celebración de una capacidad creativa única, la de un artista que a sus 89 años sigue en activo y con una clara influencia en nuevas generaciones.

El espectador tiene una sensación de satisfacción, de alegría como el sibarita cuando disfruta de un buen manjar.

Nubes de tierra B, 2020. Foto: Manuel Blanco. Colección Luis Gordillo. VEGAP, Madrid 2023

© Mariví Otero 2023
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Luis Gordillo, dime quién eres Yo. Sala Alcalá 31. Del 27 de septiembre de 2023 al 14 de enero 2024. Documentación, Prensa Sala Alcalá 31.

PICASSO, LO SAGRADO Y LO PROFANO

Foto de sala.

Caminamos hacia el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza al encuentro de esta muestra, ya que el Museo cierra sus proyectos vinculados a la Celebración Picasso 1973/2023 con Picasso, lo sagrado y lo profano, exposición comisariada por Paloma Alarcó. El discurso de la muestra propone estudiar la audacia y originalidad con la que el artista se acercó tanto al mundo clásico como a los temas de la tradición judeocristiana, desvelando su capacidad de integrar elementos y problemas del arte anterior y de reflexiona sobre la esencia última de la pintura. Picasso conjugo en su obra lo divino y lo humano en su sentido más amplio y profundo. Cuando mira al arte del pasado nos desvela nuevos modos de interpretar la historia y, con su clarividencia, nos sigue dando claves fundamentales al incierto mundo contemporáneo.

Pablo Picasso Vasos y frutas, París, otoño de 1908 (Glasses and Fruit) Óleo sobre tabla, 27 x 21,6 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid

La exposición reúne 40 obras. 22 de ellas de Picasso. A las ocho que pertenecen a las colecciones Thyssen se suman varios préstamos del Musée National Picasso-París y de otros coleccionistas e instituciones, así como Pinturas de El Greco, Rubens, Zurbarán, Van der Hamen, Delacroix, una escultura de Pedro de Mena y algunos grabados de Goya. A través de tres décadas de su producción y alrededor de tres tramas temáticas se establece un diálogo que pone de manifiesto la singularidad y las paradojas del arte de Picasso, su personal reinterpretación de los temas y géneros de la tradición artística española y europea y el modo en que los mitos y ritos tantos paganos como cristianos se fusionan en muchas de sus creaciones, sobre todo a la hora de tratar los asuntos más universales de la vida, la muerte, el sexo, la violencia y el dolor.

Gustave Moreau Galatea, hacia 1896 Tinta, temple, gouache y acuarela sobre cartón, 37,9 x 27 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid 

Pablo Picasso Minotauro acariciando a una mujer dormida (Suite Vollard, estampa 93), Boisgeloup, 18 de junio de 1933 (Minotaur Caressing a Sleeping Woman (Suite Vollard, plate 93)) Aguafuerte sobre papel verjurado, 29,5 x 36,5 cm Colecciones Fundación MAPFRE

La exposición está dividida en tres secciones, está ubicada en las salas 52 a 55 de la planta primera, le falta espacio, pero parémonos a ver las grandes obras:

Iconofagia

En esta sección se muestra la peculiar lectura que Picasso hace de los museos, las que descubre desde fecha muy temprana en sus visitas al Museo del Prado, o al Museo del Louvre y al Museo de Etnografía de Trocadero una vez instalado en París. Los grandes maestros del Siglo de Oro español, la escultura ibérica u objetos rituales de otras culturas le darán el impulso necesario para ir configurando los sucesivos lenguajes de su arte.

Los años de aprendizaje en París coinciden con los de la rehabilitación de la figura de El Greco, que hasta poco antes había quedado en el olvido. Ya en La comida frugal (1904) se percibe la huella formal y simbólica de la estética de El Greco. En los últimos años, se habla cada vez más de la vinculación del espacio abigarrado y la verticalidad de las figuras de El Greco con los orígenes y el desarrollo del cubismo. Al igual que una pintura cubista obliga a modificar el modelo habitual de percibir el mundo para intentar reconstruir mentalmente la imagen, en las pinturas de El Greco existe también una ambigüedad especial, una peculiar manera de comprimir las composiciones. La estilización de la figura de Hombre con clarinete (1911-1912) y su concepción del espacio no está muy alejada de la forma en que El Greco aplasta la perspectiva hasta casi desvirtuarla, como en Cristo abrazando la cruz (h. 1582-1596).

El Greco Cristo abrazando la cruz, hacia 1587- 1596 (Christ with the Cross) Óleo sobre lienzo, 66 x 52,5 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid 

Pablo Picasso Hombre con clarinete, París, invierno de 1911-1912 (Man with a Clarinet) Óleo sobre lienzo, 106 x 69 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid

En otro retrato de Olga, Mujer sentada en un sillón rojo (1932). Picasso, utiliza el concepto de volumen escultórico y un lenguaje que adopta resonancias surrealistas, buscando inspiración en Caravaggio y sus seguidores, como se pone de manifiesto al contemplar el cuadro prestado por el Museo Picasso de París junto al tenebrista San Jerónimo penitente de José de Ribera de la colección Thyssen: el manto rojo que cubre el cuerpo del santo, la luz y el volumen parecen replicarse en el sillón rojo que envuelve la figura femenina del cuadro de Picasso.

Diego Velázquez (?) Retrato de doña Mariana de Austria, reina de España, 1655-1657 (Portrait of Mariana of Austria, Queen of Spain) Óleo sobre lienzo, 66 x 56 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid

Pablo Picasso Cabeza de hombre, París, finales de 1913 (Head of a Man) Óleo sobre lienzo, 65 x 46 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid

Laberinto personal

Gran parte de la obra de Picasso es una crónica continuada de su vida, de sus experiencias, obsesiones, conflictos morales o frustraciones. “La obra de uno es como su diario”, afirmó en una entrevista en 1932. El diario pictórico de Picasso en la década de 1920 nos acerca a sus primeros años de matrimonio con la bailarina Olga Khokhlova, cuya relación se inicia durante el viaje a Italia con Cocteau en 1917 y coincide con el desarrollo de un nuevo lenguaje artístico inspirado en la tradición, tanto de las pinturas pompeyanas como de Miguel Ángel o Rafael. Pero ese nuevo estilo clasicista no dejó nunca de solaparse en su obra con el espacio cubista; clasicismo y cubismo eran para Picasso lenguajes intercambiables. Lo vemos en Arlequín con espejo (1923), una de las imágenes más icónicas de la colección Thyssen y que el artista abordó como un autorretrato, cuyo rostro se esconde tras la máscara de Pierrot. Picasso se sirve de modelos y tradiciones de la Antigüedad, pero, una observación atenta, permite comprobar que la experiencia cubista no ha desaparecido del todo. La indudable ascendencia italianizante del cuadro se hace aún más patente al contemplarlo junto a Retrato de un joven como san Sebastián (h.1522) de Agnolo Bronzino.

Agnolo Bronzino Retrato de un joven como san Sebastián, hacia 1533 (Portrait of a Young Man as Saint Sebastian) Óleo sobre tabla, 87 x 76,5 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid 

Pablo Picasso Arlequín con espejo, París, otoño de 1923 (Harlequin with a Mirror) Óleo sobre lienzo, 100 x 81 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid

Ritos sagrados y profanos

La historiografía picassiana es unánime al señalar la influencia que tuvo Goya a la hora de representar la catástrofe de la Guerra Civil española. En agosto de 1934, en el que sería su último viaje con Olga y Paulo a España, Picasso descubre los Desastres de la guerra, que le abrirían los ojos a la iconografía goyesca de la violencia. En la muestra se pueden ver dos aguafuertes de la serie: Estragos de la Guerra y Duro es el pasado (h. 1810-1814). Se observa también una estrecha correspondencia entre las figuras evangélicas de la Dolorosa o de la Virgen con Cristo muerto con la mujer portando a su hijo muerto de Guernica. Lo vemos en el estudio para el cuadro Madre con niño muerto en una escalera (1937). Las dos figuras, que se deforman por la tensión y el dolor para ilustrar el momento del drama, se acercan a la expresión de sufrimiento de una Pietà.

Francisco de Goya Duro es el paso! (Desastres de la guerra, estampa 14), hacia 1810- 1814 [It's a Hard Step! (Disasters of War, plate 14)] Aguafuerte, aguatinta bruñida, punta seca y buril sobre papel, 14,3 x 16,8 cm Colecciones Fundación MAPFRE

Pablo Picasso Madre con niño muerto (II). Postscripto de “Guernica”, París, 26 de septiembre de 1937 (Mother with Dead Child [II]. Postscript of "Guernica") Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, legado Picasso, 1981 

El arte era para Picasso un medio de exorcizar tanto sus propios temores como los desafíos de la humanidad y él mismo se consideraba una suerte de chamán, poseedor de un poder sobrenatural con capacidad de metamorfosear el mundo visible. Con esa convicción y rodeado de todo un mundo de referencias mágicas, Picasso desempeña el papel de intercesor entre pueblos y civilizaciones, entre el arte y el espectador, a través de unos temas en la que la distinción entre lo sagrado y lo profano apenas existe.

© Mariví Otero 2023
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Picasso, lo sagrado y lo profano. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Del 4 de octubre de 2023 al 14 de enero de 2024. Documento y fotografía, prensa del Museo.

viernes, 6 de octubre de 2023

MEDARDO ROSSO. “El arte es la verdadera manera de hacer pensar”


Medardo Rosso. La portinaia [Portera], 1883-1884. Cera. 38 x 34 x 18 cm. Museo Medardo Rosso, Barzio. © Museo Medardo Rosso, Barzio

En la Fundación MAPFRE, Madrid. Visitamos la exposición del escultor, pionero de la Escultura Moderna MEDARDO ROSSO (Turín,1858 - Milán,1928). Profundamente incomprendido en su época, aunque apreciado por aquellos que estaban a la vanguardia del arte, la obra de Rosso se nos presenta hoy en día sumamente renovadora y adelantada a su tiempo. El artista que prefirió abandonar Italia y huir del academicismo en busca de un horizonte cosmopolita en Francia, fue un visionario que, con su trabajo de carácter más experimental, justamente en el que se centra la muestra.

Medardo Rosso Grande rieuse [Gran mujer riendo], 1892 Yeso patinado 53 x 49,8 x 26,5 cm Colección particular

Exposición organizada en colaboración con el Museo Medardo Rosso, Incluye cerca de trescientas obras, entre esculturas, fotografías y dibujos. El recorrido no sigue una secuencia cronológica, sino que se centra en los grupos escultóricos más emblemáticos que el artista realizó a lo largo de su trayectoria y hace hincapié en la idea que el propio Rosso tenía de su obra; esto es, que se trataba de una práctica en la que debía retomar una y otra vez el trabajo sobre las mismas piezas, otorgándoles un sentido distinto a cada una. Cosaria de la misma: Gloria Moure.

Medardo Rosso Ecce Puer [He aquí el niño], ca. 1920 Yeso patinado 50 x 32,5 x 38,5 cm Museo Medardo Rosso,Barzio © Museo Medardo Rosso,Barzio

Instalado en París desde 1889, mantuvo un estrecho contacto con intelectuales y artistas como Auguste Rodin, Amadeo Modigliani o Edgar Degas; se aproximó estrechamente a la fotografía, a través de las investigaciones de Nadar y Eadweard Muybridge, y llegó a incorporarla como una práctica más en su forma de trabajar. Su trayectoria en la capital francesa se desarrolló, sin embargo, ensombrecida por la poderosa influencia de Rodin. Hasta el punto de que, a la muerte de este, Guillaume Apollinaire escribía: “Rosso es ahora, sin lugar a duda, el más grande escultor vivo. La injusticia de la que este prodigioso escultor siempre ha sido víctima no está siendo reparada”

Medardo Rosso Carne altrui [Carne de otros], s.f. Impresión moderna a partir de un negativo sobre placa de vidrio 12,4 x 16,8 cm Colección particular

La producción más experimental de Rosso adelanta muchas de las preocupaciones de artistas posteriores a él tales como Constantin Brancusi, Alberto Giacometti, Lucio Fontana o el más contemporáneo Thomas Schütte. Frente a una escultura concebida como expresión de lo inmutable, basada principalmente en la masa y el volumen. Rosso desmaterializa sus piezas y se ocupa de ellas partiendo de la impresión que el recuerdo de lo contemplado le ha producido.

De este modo se aleja del método de representación tradicional y propone un nuevo modo de contemplación totalmente subjetivo y basado en la emoción.

Medardo Rosso Bambino al sole [Niño al sol], 1902-1908 Bronce 34,2 x 22 x 22,5 cm GAM - Galleria Civica d’Arte Moderna e Contemporanea, Turín © GAM - Galleria Civica d’Arte Moderna e Contemporanea, Turín

En la obra de Rosso, escultura, fotografía y pintura se unen en un mismo proceso creativo de forma transversal, sin que ninguna de las disciplinas sea más importante que el resto, un modo de trabajar que, como ya hemos señalado, será característico de muchos de los artistas que estaban por venir.

Los grupos escultóricos:

A partir de un cierto punto de su trayectoria, Rosso trabaja durante cerca de veinte años en versiones de un mismo tema en cera, en bronce y en veinte años en variaciones y repeticiones de una misma obra, ya sea escultura o fotografía. Hace distintas versiones de un mismo tema en cera, en bronce y en yeso. Cada una de ellas es distinta a la precedente, aunque nazcan de una primera impresión. Se convierte en un continuum especial como proceso creativo que el artista deja abierto a los ojos del visitante.

Aetas Aurea (1885) [la edad de oro]

El 7 de noviembre de 1885 nace en Milán Francesco, el único hijo de Medardo Rosso y Giuditta Pozzi. La deteriorada relación del matrimonio y el traslado de Rosso a París en 1889 tienen como consecuencia el alejamiento de padre e hijo durante mucho tiempo. Esta situación, sin duda, cala en Rosso, que, a lo largo de su trayectoria, realizó múltiples esculturas con niños como protagonistas.

Medardo Rosso Aetas Aurea [La Edad de Oro], s. f. Cera sobre yeso Altura 43 cm Cortesía Amedeo Porro Fine Arts, Lugano / Londres © Amedeo Porro Fine Arts Lugano / London

Ecce Puer (1906) [He aquí el niño]

Ecce Puer es el retrato del niño Alfred William, nieto del Industrial y coleccionistas inglés Ludwig Mond que encarga la obra a Rosso en Londres, en 1908. El resultado parece no haber sido del agrado de Mond, que rechaza, y Rosso la titula como Ecce Puer. Se trata también del último tema original que realiza el italiano, que a partir de entonces solo reelabora versiones sucesivas de trabajos previos.

El trabajo fotográfico desarrollado alrededor del Ecce Puer, enfatiza los intereses de Rosso: la importancia del punto de vista para recrear la cualidad lumínica de la percepción, la búsqueda de la desmaterialización y la constatación de que todo está relacionado con el espacio.

Esta pieza se ha convertido con el paso del tiempo en una de las obras más celebradas de Rosso y una de las que más interés ha suscitado entre los artistas contemporáneos, como es el caso de Thomas Schütte, Juan Muñoz o Giovanni Anselmo, que describió como “una escultura que se niega y se cancela a sí misma”.

Medardo Rosso Ecce Puer [He aquí el niño], s.f Impresión moderna a partir de un negativo sobre placa de vidrio 18 x 13 cm Colección particular
Henri Rouart (1889)

Al poco de llegar a París, Rosso conoce al ingeniero y coleccionista de arte Henri Rouart, que se convierte en un importante benefactor. No se sabe si el retrato es fruto de un encargo. La obra está dominada por la marcada desproporción entre la cabeza y el cuerpo, que se expande para ocupar el espacio circundante. Este desequilibrio apunta hacia algunos de los retratos de Albero Giacometti, de cabezas excesivamente pequeñas y torso agrandados y plano, pero también el trabajo de Lucio Fontana y su investigación de espacio en función del entorno.

A través de Rouart conoce, entre otros, a Edgar Degas que, como Rosso, estaba más interesado por la experimentación en torno a la fotografía.

Medardo Rosso Henri Rouart, 1890 Bronce 93 x 71 x 50 cm Kunst Museum Winterthur, donación Galerieverein, 1964 © SIK-ISEA, Zürich (Jean-Pierre Kuhn) 

En su contemporaneidad, Rosso creó piezas casi abstractas, profundamente novedosas, que mostraban en su fragilidad la del mundo en el que vivía -en el que vivimos-, convirtiéndose así en uno de los pioneros de la escultura moderna.

Medardo Rosso Malato all´ospedale [Enfermo en el hospital], s.f. Imagen de plata en gelatina 17 x 17 cm Colección particular

© Mariví Otero 2023
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Medardo Rosso. Fundación Mapfre, Madrid. Del 22 de septiembre 2023 al 7 de enero de 2024. Documentación y material fotográfico: Prensa Fundación. Alejandra Fernández.