En la
Fundación Mapfre Madrid, visitamos la exposición retrospectiva del fotógrafo
sueco Christer Strömholm (Estocolmo 1916 - 2002).
Tras
un suceso familiar como fue la pérdida de su padre, este suceso, unido a su
participación en la guerra civil española y en la Segunda Guerra mundial, dejó
una fuerte huella en su vida y su obra que estará imbuida de humanismo y
compromiso social, lo que combina con un cierto carácter documental. Como él
mismo al referirse a la guerra en su libro Poste restante: “Después de un
periodo infernal, tiendes a aislarte mucho, a no soltar prenda Ni siquiera
delante de tu círculo más cercano, de la gente con la que te relacionas
íntimamente, son muchas las conferencias que salen de tus labios. Te conviertes
en un charlatán, alguien que cuenta anécdotas entretenidas, que anima las
veladas, pero nunca revelas realmente nada”.
Desde muy joven, Strömholm había viajado por
todo el mundo. Tras la guerra, en 1947, volvió a París, donde se dio cuenta de
que la imagen fotográfica le permitía expresarse de una forma acorde a sus
deseos, momento a partir del cual ya no dejaría de hacer imágenes; según sus
propias palabras: “Yo no hago fotografías, hago imágenes. Eso es lo que he
hecho. Eso es lo que he hecho toda la vida”.
Caminamos
por la muestra dividida en cinco secciones:
FOTOFORM
A partir de 1950, y tras conocer a Otto Steiner, fundador del colectivo fotográfico Fotoform, Strömholm comenzó a participar en las exposiciones colectivas del grupo tanto en Europa como en Estados Unidos. Los miembros de Fotoform se centraban en la experimentación formal y en las posibilidades expresivas del lenguaje fotográfico: crearon un método que bautizaron como fotografía subjetiva.
Su
paso por el grupo le ayudó a establecer cuáles eran sus objetivos en el arte
fotográfico, sin embargo, tras unos años, el artista abandonó el colectivo.
POSTE
RESTANTE
La vida errante de Strömholm y sus viajes por España, Japón, Francia, Alemania, Estados Unidos y la India desde finales de la década de 1940 hasta 1967 quedaron reflejadas en el libro Poste restante (Lista de correos), editado en 1957. Las imágenes en torno a la muerte, sobre las que el artista había trabajado desde 1950, ocuparon un lugar central en la publicación y se convirtieron en un modo para procesar sus recuerdos de infancia, en concreto la separación de sus progenitores, el suicidio de su padre y las experiencias bélicas.
Poste
restante es considera hoy en día una de las publicaciones clave sobre la
fotografía de posguerra y se erige como una reflexión acerca de la condición
humana.
LA
PLACE BLANCHE
A
finales de los años cincuenta, Strömholm entablo amistad en París con las
transexuales de los alrededores de la Place Blanche, cerca de Pigalle. La
mayor parte de ellas trabajaban en cabarés y se veían obligadas a prostituirse
dada la imposibilidad de encontrar alternativas laborales, entre otras cosas,
porque su nombre masculino en el carné de identidad no coincidía con su físico.
“Las
amigas de la place Blanche”, que dieron título al libro que publicaría en
1983, reivindicando el derecho a ser ellas mismas; sus retratos hablan de la
libertad y del poder de determinar la propia identidad.
EL
PARÍS DE LOS ARTISTAS
En 1937 Strömholm visitó por primera vez París, donde pudo asistir a la Exposición Universal, que albergaba el pabellón republicano español en el que se exhibía el Guernica de Pablo Picasso. París se convirtió en uno de sus destinos preferidos. Regresó en 1947 y se codeó con algunos de los más destacados artistas de la época. Su principal fuente de inspiración fue Brassaï, con quien compartía el interés por los fragmentos de textos, los escritos en las fachadas a modo de grafiti, pero también en las señales los carteles y las vallas publicitarias.
En
1949, el fotógrafo comenzó una serie de retratos de artistas para periódicos
brasileños y suecos. Descubrió que tenía talento para adentrarse en la
personalidad de los retratados: Le Corbusier, André Breton, Antoni Tàpies,
Antonio Saura, Alberto Giacometti, por citar algunos.
ESPAÑA
Strömholm
llegó a España en 1938, en plena guerra civil cuando contaba veinte años, lo
que supuso el despertar de su conciencia política, pues actuó ocasionalmente
como correo de los republicanos. A finales de los años cincuenta regresó de
nuevo a España, esta vez como guía turístico de viajes que partían en autobús
desde Suecia. Visitó entonces lugares como Barcelona, Madrid, Palma de Mallorca
y Valencia. Este trabajo le proporcionó la ocasión de fotografiar ambientes
urbanos, prostitutas, guardias civiles, marines norteamericanos y niños.
Muchos años después, en 2013, se publicó el libro Resa i svartvitt (Viaje en blanco y negro), en el que relató cómo experimentaron la realidad social del país bajo el régimen franquista.
Las
imágenes del viaje ofrecen una imagen de pobreza, capturan la atmósfera de
zonas donde el progreso parece detenido. Algunos de los retratos más
legendarios de niños proceden de estos recorridos por el país.
Gran exposición de uno de los artistas más emblemáticos de la fotografía europea de posguerra, cuyo mayor reconocimiento le llegó de forma algo tardía, cuando le fue otorgado en 1997 el Premio Hasselblad.
La
muestra cuenta con más de ciento cincuenta imágenes y distinta documentación de
archivo, entre la que se encuentra la película Blunda och se (Cierra los ojos y
ve), realizada por Joakim Strömholm en 1996. Importante ver este documental que
está en la última sala, para conocer al artista fotógrafo sueco y libertario
Christer Strömholm.
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