lunes, 20 de enero de 2025

“En el aire conmovido…”

 

Caminamos hoy por el Museo Nacional Reina Sofía, al encuentro por segunda vez de esta espléndida exposición, concebida y comisariada por el filósofo e historiador del arte, Georges Didi-Huberman (Sait-Étienne, 1953).

La muestra parte de un verso del “Romance de la luna, luna”, el primer poema del Romancero Gitano de Federico García Lorca, cuyo manuscrito original lo encontramos expuesto en la primera sala, y que da título a la exposición. La muestra explora a través de las reflexiones teóricas y gráficas de diferentes artistas y filósofos, el poder evocativo de las imágenes y la capacidad transformadora de la emoción que transciende lo individual y se convierte en colectiva. Con Federico García Lorca omnipresente a través de esa mirada de la infancia su noción de “duende”.

Didi-Huberman con cerca de 300 obras de 140 artistas, articula un relato que es una antropología política en clave poética de la emoción cuando se convierte en conmoción entendida como “una concatenación de emociones, un acontecimiento capaz de afectar a un conjunto, a un entorno, a una relación y no solo a un sujeto psicológico aislado”.

En la exposición el filósofo plantea un juego de libres asociaciones, que da lugar a un recorrido articulado en siete capítulos o bloque temáticos: Infancias, Pensamientos, Gestos, Sitios, Políticas y de nuevo infancia, inspirados y encabezados por distintos versos del poeta granadino.

Se escucha en la entrada de la muestra, la canción de Camarón de la Isla, Nana del caballo grande, que toma su letra de un poema de Federico García Lorca. A continuación, caminamos por 14 sales donde vamos a ver pinturas, esculturas, instalaciones o documentación de hasta el siglo XVI, de artistas tan diversos como Hans Bellmer, Esther Shalev-Gerz, Salvador Dalí, James Ensor, Lucio Fontana, Federico García Lorca, Alberto Giacometti, Johann Wolfgang von Goethe, Francisco de Goya (del que se exponen 3 dibujos originales y 9 grabados), Victor Hugo, Käthe Kolwitz, Charles Le Brun, Corinne Mercadier, Oscar Muñoz, Joan Miró, Pablo Picasso, Auguste Rodin, Tatiana Trouvé, Única o Waad Al-Kateab, entre muchos.

La sección inaugural se abre con los dos versos que preceden al que da título a la exposición en el “Romance de la luna, luna”: “el niño la está mirando”. Además de la mirada del niño, la luna es la otra protagonista de esta sección. No solo constituye un motivo recurrente a lo largo de toda la obra de Lorca, sino que también es el tema principal en los dibujos realizados por Goethe que se muestran en esta sala, en cuya noción de lo “demoniaco” se inspiró Lorca para “concebir la idea de duende que reflejaría en su conferencia “Juego y teoría del duende”, 1933, cuyo texto mecanografiado original se expone también en el centro de la sala.

Con su lectura de la obra de Lorca, Didi-Huberman apuesta por situar la figura del poeta granadino en el más alto nivel en la historia europea de ideas estéticas, a la altura de poetas-filósofos como Johann Wolfgang von Goethe, Friedrich Schiller, Friedrich Nietzsche y Georges Bataille. Para ello, recupera su noción de “duende” como categoría estética con la que referirse a esa experiencia de la conmoción propia del cante jondo flamenco tan difícil no solo de experimentar, sino también de explicar.

El recorrido se cierra con Infancias. “Un aire con olor de saliva de niño… que anuncia el constante bautizo de las cosas recién creadas”.

Al final, hay que dedicarlo todo a los niños, dice Didi-Huberman, “No se trata ni de culto a la ingenuidad, ni de creencia en la pura inocencia. Los niños están en la encrucijada: buscan un lenguaje entre lo real y lo imaginario… Bajo las bombas, los niños aún son capaces de utopías”. El último capítulo de esta exposición vuelve al inicio: Infancias. Porque precisamente la infancia, en clave lorquiana, es el eje de esta muestra, la mirada que la atraviesa. Según Didi-Huberman, “los niños ven la muerte en todas partes y le tienen miedo, por supuesto; pero esta no es, a sus ojos, irremediable: aún se puede jugar con ella”. Por tanto, mirar el mundo con ojos de niño “quiere decir a la vez tanto inquietarse por la presencia de espectros- los “otros”, “los mayores”, el “mundo”, las “amenazas”, los “muertos- como lanzar alrededor tantos duendes como sea posible [con los que poder jugar con lo peor], […] juguetes mágicos o diablillos con los que escaparse [y] continuar riendo”

En la sala 13 vemos las inquietantes esculturas del artista francés Pascal Convert tocones de árboles dañados en los campos de la batalla de Verdún bañados en tinta china, remarcando las heridas y marcas que el tiempo y la violencia han labrado sobre ellos que dialogan con los dibujos de los niños Guayaki recopilados por el antropólogo francés Pierre Clastres.

Finalizamos en las dos últimas salas, niños supervivientes de varios de los desastres del último siglo (la bomba de Hiroshima y varios conflictos armados alrededor del Mediterráneo) imaginan y expresan su dolor y sus recuerdos, así como sus anhelos y proyecciones hacia un futuro esperanzador. “Cueste lo que cueste, pese a todos estos desastres, hay que preservar la inocencia de una sola risa infantil entre las tragedias de la historia”. Y por ello recuerda Didi-Huberman, Federico García Lorca nos ha enseñado que debemos comprometernos con “un arte de la memoria” poética, y “asumir una ética para el presente del adulto en que se ha convertido [ese niño] que se enfrenta irremediablemente a la dureza del mundo histórico”. Hay que asumir una ética con un “mínimo de alegría”, porque, como escribe Lorca, “esta risa de hoy es mi risa de ayer, mi risa de infancia y de campo, mi risa silvestre, que defenderé siempre, siempre hasta que me muera”. Vemos obras de Al-Kateab, Cartier-Bresson, García Lorca, Niños Migrantes del Mediterráneo, Archivo Ringelblum y Vigo.

Espléndida exposición, para disfrutarla hay que hacer dos o tres visitas. Esta organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB).

Mariví Otero

Manuel Otero Rodríguez

Fuente: “En el aire conmovido…”. Museo Nacional Reina Sofía. Hasta el 17 de marzo de 2025. Documentación y fotografías: Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía.

GABRIELE MÜNTER. Gran pintora expresionista

 

Gabriele Münter Calle de pueblo en invierno, 1911 (Village Street in Winter) Cartón. 52,4 × 69 cm Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau München, Múnich, donación de Gabriele Münter, 1957

En el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza exposición de Gabriele Münter (Berlín, 1877- Murnau am Staffelsee, Alemania, 1962), artista apreciada en Alemania, pero solo en los últimos años ha empezado a gozar de mayor relevancia en el resto de Europa. Con cuatro de sus pinturas en sus colecciones, el Museo Nacional Thyssen- Bornemisza ha organizado su primera retrospectiva en España y continúa de esta manera con su labor de investigar y reivindicar la obra y el lugar que merecen en la Historia muchas grandes mujeres artistas. Gabriele Münter fue una de las fundadoras El Jinete Azul (Der Blaue Reiter), el legendario grupo de artistas expresionistas con sede en Múnich surgido a finales de 1911, al que también pertenecieron Wassily Kandinsky o Franz Marc, entre otros.

Comisarios de la muestra: Marta Ruiz del Árbol, Isabelle Jasen y Mattias Mühling.

Gabriele Münter Naturaleza muerta en el tranvía (Después de la compra), 1909-1912 (Still Life on the Tram (After Shopping)) Cartón. 50,2 × 34,3 cm The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich

Nuestro recorrido por la exposición a través de 10 apartados:

1 Reflejos y sombras. 2 Comienzos en blanco y negro. 3 Aire libre. 4- El descubrimiento de Murnau. 5 Personas. 6 Interiores y objetos. 7 La amazona azul. 8 Exilio en Escandinavia. 9 Vida nómada. 10 Regreso a Murnau.

La primera sala está dedicada a los autorretratos que realizó a lo largo de toda su carrera, pero particularmente 1908 y 1914, los años en los que fue una de las protagonistas del desarrollo del expresionismo en Múnich. Se incluyen también algunas fotografías en las que aparece la sombra de la artista proyectada en la imagen, un recurso para incluir su figura en la composición que Münter utilizará en ocasiones en sus cuadros.

Gabriele Münter Autorretrato, hacia 1909-1910 (Self-Portrait) Óleo sobre cartón. 49 x 33,7 cm Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid 

Entre 1898 y 1900, Gabriele Münter realizó un viaje por Estados Unidas, país en el que sus padres, emigrantes retornados a Alemania durante la Guerra Civil, se habían conocido y casado y que ella visitaba por primera vez. En esos dos años vivió con sus parientes maternos en diversos lugares, conociendo de primera mano la realidad de la sociedad norteamericana.

Tras recibir como regalo en 1899 una de las nuevas cámaras portátiles de la marca Kodak, la fotografía se sumó de forma muy significativa a su actividad como dibujante, experimentando con las posibilidades creativas de este nuevo medio.

Gabriele Münter Niña en una calle, San Luis, Misuri, 1900

Continuamos por Aire libre: A su regreso a Alemania, en 1901, Münter comienza su formación artística en Múnich, que le llevará al año siguiente a la escuela Phalanx de la que Kandinsky rea fundador y profesor. Entre 1902 y 1903 participa en las campañas pictóricas organizadas por Kandinsky en zonas rurales de Baviera en las que realiza sus primeros óleos. Y entre 1904 y 1908, juntos recorren Europa y el norte de África y se instalan en París durante un año, donde tienen la oportunidad de ver la obra de Gauguin, Van Gogh o los fauvistas, con Matisse a la cabeza. En esos viajes continúa su interés por la fotografía y pinta al aire libre, en muchos casos registrando la misma imagen con su cámara y con los pinceles.

Gabriele Münter Tres mujeres vestidas de domingo, Marshall, Texas, 19 de junio de 1900 (Three Women in Their Sunday Best, Marshall, Texas) The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich

Tras regresar a Múnich, en el verano de 1908, de nuevo con Kandinsky y con la pareja formada por Alexej von Jawlensky y Marianne von Werefkin, el pueblo bávaro de Murnau, en las estribaciones de los Alpes, donde los cuatro trabajarán en estrecha colaboración en unas obras que se consideran fundacionales de la vertiente expresionista del sur de Alemania. “Fue una época creativa maravillosa, interesante y feliz en la que discutíamos mucho sobre arte” Los cuadros de Münter muestran la transición desde su anterior pintura de pinceladas cortas y empatadas hacia un nuevo estilo fluido. Al año siguiente regresa con sus compañeros a esta localidad y adquiere una casa en las afueras que acabará convirtiéndose en su refugio y en epicentro de la vanguardia artística alemana de principios del siglo XX.

Gabriele Münter Las escuelas, Murnau, 1908 (School House, Murnau) Óleo sobre cartón. 40,6 × 32,7 cm Colección Carmen Thyssen 

“Pintar retratos en la tarea más audaz y difícil, la más espiritual, la más extrema para una artista”. Tras el cambio de estilo que tuvo en Murnau, sus retratos adquieren colores más intensos, formas simplificadas y contornos oscuros. Münter pinta sobre todo a personas de su entorno.

Gabriele Münter Mujer de Murnau (Rosalie Leiss), 1909 (Murnau Woman (Rosalie Leiss)) Óleo sobre cartón. 92 × 64,8 cm Préstamo permanente de la Ernst von Siemens Kunststiftung, Múnich, y la PSM Privatstiftung Schlossmuseum Murnau en el Schlossmuseum Murnau 

El ideal utópico compartido con Kandinsky de crear una comunidad artística ligada a lo rural y conectada con la naturaleza, los llevo a renuncias a las comodidades de la gran ciudad para llevar una vida sencilla, vistiéndose con los trajes típicos de los campesinos o trabajando en la huerta. Münter descubre la pintura sobre vidrio típica de la zona, una expresión artística popular de formas simplificadas y colores, que le fascina al contener muchos elementos ansiaba alcanzar en su pintura. Ella misma aprendió también la técnica y fue la primera del grupo en realizar sus propias obras sobre cristal.

Gabriele Münter Naturaleza muerta en gris, 1910 (Still Life in Gray) Cartón. 34,5 × 50,4 cm Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau München, Múnich, donación de Gabriele Münter, 1957

Llegamos al apartado La Amazona azul, Gabriele Münter participó activamente desde 1909 en la Nueva Asociación de Artistas de Múnich y, a partir de finales de 1911, en las exposiciones de El Jinete Azul y en la edición del almanaque del mismo nombre. Las fotografías que tomó en esa época evidencias su papel en el grupo, así como avanzada comprensión sobre la importancia de registra visualmente esos acontecimientos. Como el resto de sus compañeros, quiso alcanzar una forma de expresión que respondiera a lo que Kandinsky definió como la “necesidad interior”; una forma de expresión genuinamente individual que hizo que cada uno de ellos desarrollara un estilo distinto, aun compartiendo fuentes de inspiración comunes.

Gabriele Münter Lucha contra el dragón, 1913 (Dragon Fight) Óleo sobre lienzo. 78 × 100 cm Centre Pompidou, París, Musée national d’art moderne/Centre de création industrielle, donación de la Société Kandinsky, 2015 

Tras estallar la Primera Guerra Mundial, Münter se instala en julio de 1915 en la neutral Suecia, donde permanecerá hasta 1920. Allí entra en contacto con la escena artística local, que la recibió como una relevante representante de la vanguardia internacional. Münter viajó por Suecia y Noruega en busca de nuevos motivos pictóricos que remplazaran su añorado Murnau y realizó unos paisajes con un mayor énfasis en lo narrativo, incluyendo pequeñas figuras. Abandona su exilio en Escandinavia.

Gabriele Münter Futuro (Mujer en Estocolmo), 1917 (Future (Woman in Stockholm)) Óleo sobre lienzo. 97,5 × 63,8 cm The Cleveland Museum of Art, Cleveland, donación de Mr. and Mrs. Frank E. Taplin, Jr 

En 1920 regresa a Alemania, su círculo cercano de artistas se había desvanecido, incluyendo a Kandinsky, que había regresado a Rusia durante la guerra e iniciado allí una nueva relación. “Tarde años en tener un estudio. El cuaderno de bocetos era mi amigo y los dibujos, el reflejo de lo que veían mis ojos. (…) El resultado eran simples bosquejos, obras del momento, esbozos en un par de trazos. (…) Contenían todo lo que tenía que decir”. En 1925 se instala en Berlín, conde vuelve a entrar en contacto con el mundo artístico germano y asiste a la escuela de Arthur Segal. Algunas pinturas de la década de 1920 se vinculan estilísticamente con la Nueva Objetividad.

Gabriele Münter Señora escribiendo en un sillón (Estenografía: Mujer suiza en pijama), 1929 (Lady in an Armchair, writing (Stenography: Swiss Woman in Pyjamas)) Lienzo. 61,5 × 46,2 cm The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich

En la última sala encontramos su Regreso a Murnau. Después de una fértil estancia parisina entre octubre de 1929 y junio de 1930, sus años de vida itinerante terminan en 1931, trasladándose a vivir de forma definitiva en su casa de Murnau.

Durante los años del Tercer Reich continúa viviendo en Murnau redujo progresivamente su exposición pública. El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo el descubrimiento progresivo de su arte, comenzó a ser reivindicada con numerosas exposiciones y adquisiciones de su obra por parte de museos y coleccionistas

En 1957, con motivo de su 80 cumpleaños, Gabriele Münter donó a la Lenbachhaus numerosas obras suyas y del resto de integrantes de El Jinete Azul que había mantenido escondidas en su casa durante el periodo nazi, convirtiendo a esta institución en el museo de referencia para este movimiento artístico.

Gabriele Münter La excavadora azul (Obras en la carretera de las Olimpiadas a Garmisch), 1935-1937 (The Blue Excavator (Construction Site on the Olympics Road to Garmisch)) Lienzo. 60,5 × 92,5 cm The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich 

La exposición es un proyecto de colaboración del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza con The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation y la Städtische Halerie am Lenbachhaus und Kunstbau de Múnich y cuenta con apoyo de la Comunidad de Madrid y la Art Foundation Mentor Lucerne. Tras su paso por Madrid, se presentará en el Musée de d’Art Moderne de París.

Mariví Otero

Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Gabriele Münter. La gran pintora expresionista. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Hasta el 9 de febrero 2025. Documentación y fotografías: Departamento Prensa del Museo.

ANNA BOGHIGUIAN. Premio Wolfgang Hahn 2024

 

ANNA BOGHIGUIAN

Recibo documentación (creo puede ser interesante): el 30º Premio Wolfgang Hahn 2024 de la Sociedad de Arte Moderno del Museo Ludwig. El premio está destinado a los artistas contemporáneos que ya han hecho un nombre en el mundo del arte gracias a una obra reconocida internacionalmente, pero que aún no son tan conocidos en Alemania como merecen. El premio en metálico de un máximo de 100.000 euros se compone de las aportaciones de los miembros y se destina a la adquisición de una obra o un grupo de obras de los artistas para la colección del Museo Ludwig. Al premio están asociadas las exposiciones organizadas por el Museo Ludwig de las obras adquiridas por los ganadores del premio, así como una publicación. El nombre del premio honra la memoria del apasionado coleccionista y restaurador de pinturas de Colonia Wolfgang Hahn (1924-1987).

ANNA BOGHIGUIAN

La premiada ha sido Anna Boghiguian (El Cairo, 1946), artista egipcio-canadiense de origen armenio ha ocupado uno de los puestos más apasionantes del arte contemporáneo desde su participación en las Bienales de Estambul en 2009 y Sharjah en 2011 y en Documenta 13 en 2012. Es conocida por sus murales figurativos, cuadernos, dibujos, pinturas, fotografías y esculturas, así como por algunas espectaculares instalaciones de gran formato.

ANNA BOGHIGUIAN

Las obras de Boghiguian suelen crearse de forma espontánea y, a menudo, in situ.

La posición artística única de Boghiguian en términos de expresión y emotividad aún no ha recibido en Alemania la atención que merece su auténtica expresividad.

ANNA BOGHIGUIAN

El Premio Wolfgang Hahn 2024, honra a una artista cuyo trabajo es a la vez político y poético.

La exposición se puede visitar hasta el 30 de marzo 2025.

© Mariví Otero 2024