Rosalía y Rafael frente a su galería. Foto Galería Rafael Ortiz
Si
hacemos memoria de lo que ha sido el mundo del arte en Occidente durante la
modernidad el artista figura siempre en un primer plano, pero según avanza el
siglo XX aparece una segunda figura, a veces elegida otras discutida o incluso
vituperada esa es: la figura del marchante o galerista.
Carmen Laffón y Rafael Ortiz en la inauguración de R.O. Proyectos. Madrid 2013. Foto Mariví Otero
La Galería
de arte Rafael Ortiz creada en el siglo XX y que seguimos disfrutando de su
buen hacer ya en el siglo XXI, es uno de los espacios de arte contemporáneo de
mayor relevancia dentro y fuera de la ciudad de Sevilla. En Madrid inauguraron,
en octubre de 2013, un nuevo proyecto, con el nombre R.O. Proyectos, abrió un
“pop up”, un estudio de nuevas ideas, ubicado en el Barrio de las Letras, calle
Huertas, 61, bajo izquierda. Tiene su propia personalidad y su propio ritmo, un
espacio de exhibición, pero, sobre todo, de un encuentro entre profesionales.
Antonio Navascués y Rafael Ortiz en la inauguración de R.O. Proyectos. Madrid 2013. Foto Mariví Otero
El 24
de diciembre de 1984 abría sus puertas en calle Mármoles, 12 de Sevilla (una
casa personal, rehabilitada por ellos). Para conmemorar estas cuatro décadas de
historia, la exposición “Un silbido al viento” se puede visitar hasta el
21 de marzo de 2025 en el CICUS (Centro de Iniciativas Culturales de la
Universidad de Sevilla) espacio emblemático dedicado al fomento de la cultura y
el arte contemporáneo y con una ubicación muy cercana a la galería.
Su
proyecto para este momento, escriben Rosalía y Rafael:
“Lo primero
que hemos querido hacer es mostrar una panorámica de los 40 años de trabajo
escogiendo para ello una sola obra por artista de aquellos que hayan hecho al
menos una exposición individual en la Galería, o que tengan una relación muy
especial con nosotros a lo largo de estos años. Hemos intentado también que las
piezas, al menos en su mayoría y salvo en dos o tres casos lo hemos conseguido,
que las obras pertenezcan a la exposición de ese artista. Por lo tanto, hay
piezas que se expusieron hace 38-40 años y piezas que se han expuesto en 2024”.
Exposición: "Un silbido al viento". En: CICUS.
La
exposición no solo celebra los logros de la galería, sino que también rinde
homenaje al aprendizaje y a las relaciones tejidas durante estos 40 años. El
arte contemporáneo es, por naturaleza, un espacio de interrelaciones. Galeristas,
coleccionistas, artistas y visitantes… bueno… [críticos de arte e historiadores,
somos todo un mundo… especial] han contribuido, con su visión y sensibilidad, a
construir un ecosistema cultural donde el intercambio de ideas y experiencias
es esencial.
Exposición: "Un silbido al viento". En: CICUS.
Un
homenaje al pasado y una mirada al futuro:
“Un
silbido al viento”, es en esencia una celebración viva. No solo honra lo que ha
sido, sino que también señala el camino hacia lo que está por venir. Porque,
aunque se conmemoren cuatro décadas, el espíritu de la Galería Rafael Ortiz
sigue mirando hacia adelante, soñando con lo que aún está por construirse en el
fascinante mundo del arte contemporáneo.
Rafael
Ortiz, Rosalía Benítez y Rosalía Ortiz Benítez (hija) que forma parte del grupo, son tres espléndidos profesionales de vasta cultura que
disfrutan con ella y que saben vender muy bien ¡que no es fácil!
Seguimos,
el tiempo que nos den.
Video: Canal Sur Noticias.
Mariví
Otero
Manuel
Otero Rodríguez
Fuente:
“Un silbido al viento”. CICUS- Centro de Iniciativas Culturales de la
Universidad de Sevilla. Exposición hasta el 21 de marzo 2025. Organiza: Galería
Rafael Ortiz & CICUS. Prensa y fotografías de la organización.
Caminamos
hoy por el Museo Nacional Reina Sofía, al encuentro por segunda vez de esta
espléndida exposición, concebida y comisariada por el filósofo e historiador
del arte, Georges Didi-Huberman (Sait-Étienne, 1953).
La
muestra parte de un verso del “Romance de la luna, luna”, el primer
poema del Romancero Gitano de Federico García Lorca, cuyo manuscrito
original lo encontramos expuesto en la primera sala, y que da título a la
exposición. La muestra explora a través de las reflexiones teóricas y gráficas
de diferentes artistas y filósofos, el poder evocativo de las imágenes y la
capacidad transformadora de la emoción que transciende lo individual y se
convierte en colectiva. Con Federico García Lorca omnipresente a través
de esa mirada de la infancia su noción de “duende”.
Didi-Huberman
con cerca de 300 obras de 140 artistas, articula un relato que es una
antropología política en clave poética de la emoción cuando se convierte en
conmoción entendida como “una concatenación de emociones, un acontecimiento
capaz de afectar a un conjunto, a un entorno, a una relación y no solo a un
sujeto psicológico aislado”.
En la
exposición el filósofo plantea un juego de libres asociaciones, que da lugar a
un recorrido articulado en siete capítulos o bloque temáticos: Infancias,
Pensamientos, Gestos, Sitios, Políticas y de nuevo infancia, inspirados y
encabezados por distintos versos del poeta granadino.
Se
escucha en la entrada de la muestra, la canción de Camarón de la Isla,
Nana del caballo grande, que toma su letra de un poema de Federico García
Lorca. A continuación, caminamos por 14 sales donde vamos a ver pinturas,
esculturas, instalaciones o documentación de hasta el siglo XVI, de artistas
tan diversos como Hans Bellmer, Esther Shalev-Gerz, Salvador Dalí, James
Ensor, Lucio Fontana, Federico García Lorca, Alberto Giacometti, Johann
Wolfgang von Goethe, Francisco de Goya (del que se exponen 3 dibujos originales
y 9 grabados), Victor Hugo, Käthe Kolwitz, Charles Le Brun, Corinne Mercadier,
Oscar Muñoz, Joan Miró, Pablo Picasso, Auguste Rodin, Tatiana Trouvé, Única o
Waad Al-Kateab, entre muchos.
La
sección inaugural se abre con los dos versos que preceden al que da título a la
exposición en el “Romance de la luna, luna”: “el niño la está mirando”.
Además de la mirada del niño, la luna es la otra protagonista de esta sección.
No solo constituye un motivo recurrente a lo largo de toda la obra de Lorca,
sino que también es el tema principal en los dibujos realizados por Goethe que
se muestran en esta sala, en cuya noción de lo “demoniaco” se inspiró Lorca
para “concebir la idea de duende que reflejaría en su conferencia “Juego y
teoría del duende”, 1933, cuyo texto mecanografiado original se expone también
en el centro de la sala.
Con su
lectura de la obra de Lorca, Didi-Huberman apuesta por situar la figura del
poeta granadino en el más alto nivel en la historia europea de ideas estéticas,
a la altura de poetas-filósofos como Johann Wolfgang von Goethe, Friedrich
Schiller, Friedrich Nietzsche y Georges Bataille. Para ello, recupera su noción
de “duende” como categoría estética con la que referirse a esa experiencia de
la conmoción propia del cante jondo flamenco tan difícil no solo de
experimentar, sino también de explicar.
El
recorrido se cierra con Infancias. “Un aire con olor de saliva de niño… que
anuncia el constante bautizo de las cosas recién creadas”.
Al
final, hay que dedicarlo todo a los niños, dice Didi-Huberman, “No se trata ni
de culto a la ingenuidad, ni de creencia en la pura inocencia. Los niños están
en la encrucijada: buscan un lenguaje entre lo real y lo imaginario… Bajo las
bombas, los niños aún son capaces de utopías”. El
último capítulo de esta exposición vuelve al inicio: Infancias. Porque
precisamente la infancia, en clave lorquiana, es el eje de esta muestra, la
mirada que la atraviesa. Según Didi-Huberman, “los niños ven la muerte en
todas partes y le tienen miedo, por supuesto; pero esta no es, a sus ojos,
irremediable: aún se puede jugar con ella”. Por tanto, mirar el mundo con
ojos de niño “quiere decir a la vez tanto inquietarse por la presencia de
espectros- los “otros”, “los mayores”, el “mundo”, las “amenazas”, los
“muertos- como lanzar alrededor tantos duendes como sea posible [con los que
poder jugar con lo peor], […] juguetes mágicos o diablillos con los que
escaparse [y] continuar riendo”
En la
sala 13 vemos las inquietantes esculturas del artista francés Pascal Convert
tocones de árboles dañados en los campos de la batalla de Verdún bañados en
tinta china, remarcando las heridas y marcas que el tiempo y la violencia han
labrado sobre ellos que dialogan con los dibujos de los niños Guayaki
recopilados por el antropólogo francés Pierre Clastres.
Finalizamos
en las dos últimas salas, niños supervivientes de varios de los desastres del
último siglo (la bomba de Hiroshima y varios conflictos armados alrededor del
Mediterráneo) imaginan y expresan su dolor y sus recuerdos, así como sus
anhelos y proyecciones hacia un futuro esperanzador. “Cueste lo que cueste,
pese a todos estos desastres, hay que preservar la inocencia de una sola risa
infantil entre las tragedias de la historia”. Y por ello recuerda
Didi-Huberman, Federico García Lorca nos ha enseñado que debemos
comprometernos con “un arte de la memoria” poética, y “asumir una ética para el
presente del adulto en que se ha convertido [ese niño] que se enfrenta
irremediablemente a la dureza del mundo histórico”. Hay que asumir una ética
con un “mínimo de alegría”, porque, como escribe Lorca, “esta risa de hoy es mi
risa de ayer, mi risa de infancia y de campo, mi risa silvestre, que defenderé
siempre, siempre hasta que me muera”. Vemos obras de Al-Kateab,
Cartier-Bresson, García Lorca, Niños Migrantes del Mediterráneo, Archivo
Ringelblum y Vigo.
Espléndida
exposición, para disfrutarla hay que hacer dos o tres visitas. Esta organizada
por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Centre de Cultura
Contemporània de Barcelona (CCCB).
Mariví
Otero
Manuel
Otero Rodríguez
Fuente:
“En el aire conmovido…”. Museo Nacional Reina Sofía. Hasta el 17 de marzo de
2025. Documentación y fotografías: Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía.
Gabriele Münter
Calle de pueblo en invierno, 1911
(Village Street in Winter)
Cartón. 52,4 × 69 cm
Städtische Galerie im Lenbachhaus und
Kunstbau München, Múnich, donación
de Gabriele Münter, 1957
En el
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza exposición de Gabriele Münter (Berlín, 1877-
Murnau am Staffelsee, Alemania, 1962), artista apreciada en Alemania, pero solo
en los últimos años ha empezado a gozar de mayor relevancia en el resto de
Europa. Con cuatro de sus pinturas en sus colecciones, el Museo Nacional
Thyssen- Bornemisza ha organizado su primera retrospectiva en España y continúa
de esta manera con su labor de investigar y reivindicar la obra y el lugar que
merecen en la Historia muchas grandes mujeres artistas. Gabriele Münter fue una
de las fundadoras El Jinete Azul (Der Blaue Reiter), el legendario grupo de
artistas expresionistas con sede en Múnich surgido a finales de 1911, al que
también pertenecieron Wassily Kandinsky o Franz Marc, entre otros.
Comisarios
de la muestra: Marta Ruiz del Árbol, Isabelle Jasen y Mattias Mühling.
Gabriele Münter
Naturaleza muerta en el tranvía
(Después de la compra), 1909-1912
(Still Life on the Tram (After Shopping))
Cartón. 50,2 × 34,3 cm
The Gabriele Münter and Johannes
Eichner Foundation, Múnich
Nuestro
recorrido por la exposición a través de 10 apartados:
1
Reflejos y sombras. 2 Comienzos en blanco y negro. 3 Aire libre. 4- El
descubrimiento de Murnau. 5 Personas. 6 Interiores y objetos. 7 La amazona
azul. 8 Exilio en Escandinavia. 9 Vida nómada. 10 Regreso a Murnau.
La
primera sala está dedicada a los autorretratos que realizó a lo largo de toda
su carrera, pero particularmente 1908 y 1914, los años en los que fue una de
las protagonistas del desarrollo del expresionismo en Múnich. Se incluyen
también algunas fotografías en las que aparece la sombra de la artista
proyectada en la imagen, un recurso para incluir su figura en la composición
que Münter utilizará en ocasiones en sus cuadros.
Gabriele Münter
Autorretrato, hacia 1909-1910
(Self-Portrait)
Óleo sobre cartón. 49 x 33,7 cm
Museo Nacional ThyssenBornemisza, Madrid
Entre
1898 y 1900, Gabriele Münter realizó un viaje por Estados Unidas, país en el
que sus padres, emigrantes retornados a Alemania durante la Guerra Civil, se
habían conocido y casado y que ella visitaba por primera vez. En esos dos años
vivió con sus parientes maternos en diversos lugares, conociendo de primera
mano la realidad de la sociedad norteamericana.
Tras
recibir como regalo en 1899 una de las nuevas cámaras portátiles de la marca
Kodak, la fotografía se sumó de forma muy significativa a su actividad como
dibujante, experimentando con las posibilidades creativas de este nuevo medio.
Gabriele Münter
Niña en una calle, San Luis, Misuri,
1900
Continuamos
por Aire libre: A su regreso a Alemania, en 1901, Münter comienza su
formación artística en Múnich, que le llevará al año siguiente a la escuela
Phalanx de la que Kandinsky rea fundador y profesor. Entre 1902 y 1903
participa en las campañas pictóricas organizadas por Kandinsky en zonas rurales
de Baviera en las que realiza sus primeros óleos. Y entre 1904 y 1908, juntos
recorren Europa y el norte de África y se instalan en París durante un año, donde
tienen la oportunidad de ver la obra de Gauguin, Van Gogh o los fauvistas, con
Matisse a la cabeza. En esos viajes continúa su interés por la fotografía y
pinta al aire libre, en muchos casos registrando la misma imagen con su cámara
y con los pinceles.
Gabriele Münter
Tres mujeres vestidas de domingo,
Marshall, Texas, 19 de junio de 1900
(Three Women in Their Sunday Best,
Marshall, Texas)
The Gabriele Münter and Johannes
Eichner Foundation, Múnich
Tras
regresar a Múnich, en el verano de 1908, de nuevo con Kandinsky y con la pareja
formada por Alexej von Jawlensky y Marianne von Werefkin, el pueblo bávaro de
Murnau, en las estribaciones de los Alpes, donde los cuatro trabajarán en
estrecha colaboración en unas obras que se consideran fundacionales de la
vertiente expresionista del sur de Alemania. “Fue una época creativa
maravillosa, interesante y feliz en la que discutíamos mucho sobre arte”
Los cuadros de Münter muestran la transición desde su anterior pintura de
pinceladas cortas y empatadas hacia un nuevo estilo fluido. Al año siguiente
regresa con sus compañeros a esta localidad y adquiere una casa en las afueras
que acabará convirtiéndose en su refugio y en epicentro de la vanguardia
artística alemana de principios del siglo XX.
Gabriele Münter
Las escuelas, Murnau, 1908
(School House, Murnau)
Óleo sobre cartón. 40,6 × 32,7 cm
Colección Carmen Thyssen
“Pintar
retratos en la tarea más audaz y difícil, la más espiritual, la más extrema
para una artista”. Tras el cambio de estilo que tuvo en Murnau,
sus retratos adquieren colores más intensos, formas simplificadas y contornos
oscuros. Münter pinta sobre todo a personas de su entorno.
Gabriele Münter
Mujer de Murnau (Rosalie Leiss), 1909
(Murnau Woman (Rosalie Leiss))
Óleo sobre cartón. 92 × 64,8 cm
Préstamo permanente de la Ernst von
Siemens Kunststiftung, Múnich, y la PSM
Privatstiftung Schlossmuseum Murnau
en el Schlossmuseum Murnau
El
ideal utópico compartido con Kandinsky de crear una comunidad artística ligada
a lo rural y conectada con la naturaleza, los llevo a renuncias a las
comodidades de la gran ciudad para llevar una vida sencilla, vistiéndose con
los trajes típicos de los campesinos o trabajando en la huerta. Münter descubre
la pintura sobre vidrio típica de la zona, una expresión artística popular de
formas simplificadas y colores, que le fascina al contener muchos elementos
ansiaba alcanzar en su pintura. Ella misma aprendió también la técnica y fue la
primera del grupo en realizar sus propias obras sobre cristal.
Gabriele Münter
Naturaleza muerta en gris, 1910
(Still Life in Gray)
Cartón. 34,5 × 50,4 cm
Städtische Galerie im Lenbachhaus und
Kunstbau München, Múnich, donación
de Gabriele Münter, 1957
Llegamos
al apartado La Amazona azul, Gabriele Münter participó activamente desde
1909 en la Nueva Asociación de Artistas de Múnich y, a partir de finales de
1911, en las exposiciones de El Jinete Azul y en la edición del almanaque del
mismo nombre. Las fotografías que tomó en esa época evidencias su papel en el
grupo, así como avanzada comprensión sobre la importancia de registra
visualmente esos acontecimientos. Como el resto de sus compañeros, quiso
alcanzar una forma de expresión que respondiera a lo que Kandinsky definió como
la “necesidad interior”; una forma de expresión genuinamente individual que
hizo que cada uno de ellos desarrollara un estilo distinto, aun compartiendo
fuentes de inspiración comunes.
Gabriele Münter
Lucha contra el dragón, 1913
(Dragon Fight)
Óleo sobre lienzo. 78 × 100 cm
Centre Pompidou, París, Musée national
d’art moderne/Centre de création
industrielle, donación de la Société
Kandinsky, 2015
Tras
estallar la Primera Guerra Mundial, Münter se instala en julio de 1915 en la
neutral Suecia, donde permanecerá hasta 1920. Allí entra en contacto con la
escena artística local, que la recibió como una relevante representante de la
vanguardia internacional. Münter viajó por Suecia y Noruega en busca de nuevos
motivos pictóricos que remplazaran su añorado Murnau y realizó unos paisajes
con un mayor énfasis en lo narrativo, incluyendo pequeñas figuras. Abandona su
exilio en Escandinavia.
Gabriele Münter
Futuro (Mujer en Estocolmo), 1917
(Future (Woman in Stockholm))
Óleo sobre lienzo. 97,5 × 63,8 cm
The Cleveland Museum of Art,
Cleveland, donación de Mr. and Mrs.
Frank E. Taplin, Jr
En
1920 regresa a Alemania, su círculo cercano de artistas se había desvanecido,
incluyendo a Kandinsky, que había regresado a Rusia durante la guerra e
iniciado allí una nueva relación. “Tarde años en tener un estudio. El
cuaderno de bocetos era mi amigo y los dibujos, el reflejo de lo que veían mis
ojos. (…) El resultado eran simples bosquejos, obras del momento, esbozos en un
par de trazos. (…) Contenían todo lo que tenía que decir”. En 1925 se
instala en Berlín, conde vuelve a entrar en contacto con el mundo artístico
germano y asiste a la escuela de Arthur Segal. Algunas pinturas de la década de
1920 se vinculan estilísticamente con la Nueva Objetividad.
Gabriele Münter
Señora escribiendo en un sillón
(Estenografía: Mujer suiza en pijama),
1929
(Lady in an Armchair, writing
(Stenography: Swiss Woman in Pyjamas))
Lienzo. 61,5 × 46,2 cm
The Gabriele Münter and Johannes
Eichner Foundation, Múnich
En la
última sala encontramos su Regreso a Murnau. Después de una fértil
estancia parisina entre octubre de 1929 y junio de 1930, sus años de vida
itinerante terminan en 1931, trasladándose a vivir de forma definitiva en su
casa de Murnau.
Durante
los años del Tercer Reich continúa viviendo en Murnau redujo progresivamente su
exposición pública. El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo el
descubrimiento progresivo de su arte, comenzó a ser reivindicada con numerosas
exposiciones y adquisiciones de su obra por parte de museos y coleccionistas
En
1957, con motivo de su 80 cumpleaños, Gabriele Münter donó a la Lenbachhaus
numerosas obras suyas y del resto de integrantes de El Jinete Azul que había
mantenido escondidas en su casa durante el periodo nazi, convirtiendo a esta
institución en el museo de referencia para este movimiento artístico.
Gabriele Münter
La excavadora azul (Obras en la
carretera de las Olimpiadas a Garmisch),
1935-1937
(The Blue Excavator (Construction Site
on the Olympics Road to Garmisch))
Lienzo. 60,5 × 92,5 cm
The Gabriele Münter and Johannes
Eichner Foundation, Múnich
La
exposición es un proyecto de colaboración del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
con The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation y la Städtische Halerie
am Lenbachhaus und Kunstbau de Múnich y cuenta con apoyo de la Comunidad de
Madrid y la Art Foundation Mentor Lucerne. Tras su paso por Madrid, se
presentará en el Musée de d’Art Moderne de París.
Mariví
Otero
Manuel
Otero Rodríguez
Fuente:
Gabriele Münter. La gran pintora expresionista. Museo Nacional
Thyssen-Bornemisza. Hasta el 9 de febrero 2025. Documentación y fotografías:
Departamento Prensa del Museo.
Recibo
documentación (creo puede ser interesante): el 30º Premio Wolfgang Hahn 2024 de
la Sociedad de Arte Moderno del Museo Ludwig. El premio está destinado a los
artistas contemporáneos que ya han hecho un nombre en el mundo del arte gracias
a una obra reconocida internacionalmente, pero que aún no son tan conocidos en
Alemania como merecen. El premio en metálico de un máximo de 100.000 euros se
compone de las aportaciones de los miembros y se destina a la adquisición de
una obra o un grupo de obras de los artistas para la colección del Museo
Ludwig. Al premio están asociadas las exposiciones organizadas por el Museo
Ludwig de las obras adquiridas por los ganadores del premio, así como una
publicación. El nombre del premio honra la memoria del apasionado coleccionista
y restaurador de pinturas de Colonia Wolfgang Hahn (1924-1987).
ANNA BOGHIGUIAN
La
premiada ha sido Anna Boghiguian (El Cairo, 1946), artista egipcio-canadiense
de origen armenio ha ocupado uno de los puestos más apasionantes del arte
contemporáneo desde su participación en las Bienales de Estambul en 2009 y
Sharjah en 2011 y en Documenta 13 en 2012. Es conocida por sus murales
figurativos, cuadernos, dibujos, pinturas, fotografías y esculturas, así como
por algunas espectaculares instalaciones de gran formato.
ANNA BOGHIGUIAN
Las
obras de Boghiguian suelen crearse de forma espontánea y, a menudo, in situ.
La
posición artística única de Boghiguian en términos de expresión y emotividad
aún no ha recibido en Alemania la atención que merece su auténtica
expresividad.
ANNA BOGHIGUIAN
El
Premio Wolfgang Hahn 2024, honra a una artista cuyo trabajo es a la vez
político y poético.
La
exposición se puede visitar hasta el 30 de marzo 2025.