CHANTEUSE DE COUR. 1915. Cobre. Pieza única. 32 x 24 x 10.5 cm.
Picasso, Gris, González, Gargallo (1881-1934), un puñado de
nombres que evocan toda una época de comienzos del siglo XX, en la que el genio
hispánico pudo manifestarse tal cual era, y así alcanzar una de sus cumbres
más gloriosas sin necesidad de quedarse en casa, sino
trasplantando a otro suelo: el de Mantmatre y Motparnasse, el de la escuela de
París. No se sabe que extrañas afinidades con la vida de nuestro país con
nuestras tradiciones y nuestras revoluciones artísticas, con nuestras formas de
comportamiento, permitieron desarrollarse, florecer y fructificar en el ámbito
parisino, con una desenvoltura y una
libertad absolutas, lo que los españoles tenían de más inalienables. Todos
ellos contribuyeron a la renovación del
espíritu y el gusto francés a fuerza de mostrarse tan españoles, si no más, que
si se hubieran quedado entre los suyos. Y ciertamente se puede observar una
análoga persistencia original entre los demás extranjeros de la escuela de
París.
Pablo Gargallo 1932
Pablo Gargallo constituye uno de los
más hermosos ejemplos de aquellas bodas espirituales. Nació en 1881, el mismo
año que Pablo Picasso, y ambos
vivieron su juventud en Barcelona aunque no fueron originariamente catalanes: Picasso era andaluz; Gargallo,
aragonés. No se puede dudar, sin embargo, de que ambos deben mucho a Barcelona.
Barcelona era entonces la capital de Art Nouveau. Y el Art Nouveau ocupa un
lugar muy particular en la historia de los estilos artísticos. Se le conoce
también como estilo fin de siglo, en
cuanto al espacio se ubica en Barcelona y con gran poder de evidencia, aunque
sólo sea por los monumentos de Gaudí. Gargallo no podía dejar de sentir en sus
primeras obras esa curiosa influencia.
RETRATO DE JOVENCITA 1898-1900. Mina de plomo y acuarela sobre papel Canson. 45,7 x 34 cm.
Pero la piedra, el barro cocido los materiales clásicos. No bastan a Pablo
Gargallo. El artista necesita materiales inéditos, y una fuerza secreta
actúa en su interior, fuerza que le induce
a traducir la gracia en la materia más dura de todas. Así es como se
realiza una importante revolución: la
escultura en metal.
Todo es nuevo en este arte: ya no se trata de modelar o de tallar la
materia. La voluntad obrera se ejerce sobre una nueva fuerza de resistencia y
mediante el empleo de útiles que se asemejan
a los utilizados en la industria. En 1911, González, que será el segundo
protagonista de esa insólita técnica, aconseja a su amigo la soldadura
autógena.
Evocar una etapa pasada del arte moderno no es complacerse en lo
retrógrado. Significa, antes bien, calibrar, con mayor lucidez si cabe que en el momento mismo de la
innovación todo lo que de energía vital ésta entrañaba. Muchas etapas de la
historia del arte y en particular del arte moderno, pudieran calificarse de
extraordinarias: ésta lo ha sido de modo
muy particular. Ya no quedan materiales nobles o sacros: todos los materiales que se ofrecen a la
industria del hombre son susceptibles de empleo en el arte. De ahí que ese momento de curiosidad
apasionadamente universal se originaran
tantas eclécticas construcciones, tantas
extravagantes combinaciones, tantos objetos insólitos. De todas estas criaturas,
no son las de Gargallo las menos
fabulosas.
AUTOPORTRAIT 1927. Bronce ejemplar 3/7. 18 x 16 x 9,5 cm.
Todo en ellas contradice la norma. No
son ya masas, no son ya bloques que se instalan en el espacio. El aire
juega en ellas, incluso las constituye
como esculturas: están hechas de aire.
Los vacios, los huecos, sustituyen a los
volúmenes. Entre los llenos y vacios se establece un nuevo dialogo; el hierro
se dobla, se curva o se recorta de modo distinto a como hacen el mármol o el
bronce. Es un lenguaje que no tiene nada que ver con el anterior, que utiliza una nueva
gramática.
Un artista es un hombre que sobresale en
su arte. Y que se hace por ello acreedor a los mayores elogios. Puede ser aquel
que inventa un arte, y se considera gran artista si destaca en ese arte que el
mismo ha inventado. Tal es el caso de Pablo
Gargallo.
MASQUE DE JEUNE HOMME AUX CHEVEUX BOUCLES 1911. cobre-pieza única. 15,2 x 12,3 x 6 cm.
Gargallo. La
invención y la permanencia. Texto de Jean Anguera. Noviembre 2016. En
la Galería Leandro Navarro. Esta
exposición nos ofrece obras alrededor de las mascaras “Joven de pelo rizado”
1911, “Cantante callejera” 1915, y ese elogio a la precisión que representa el
“Autorretrato” de 1927, “Retrato de jovencita” 1898-1900 entre otras.
Espléndida muestra dedicada
a Pablo
Gargallo “Un artista de alma tan recia y conciencia tan pura el más sabio mentor por la ruta de
los descubrimientos.” Jean Cassou.
© Mariví Otero 2016
Asistente:
Manuel Otero Rodríguez
Bibliografía: Gargallo.
La invención y la permanencia. Texto de Jean Anguera, noviembre 2016.
Catálogo disponible en la web de la
galería www.leandro-navarro.com . 15 de diciembre 2016 al 3 de marzo 2017
Madrid.
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