Esta
exposición pone el acento en arte,
democracia y libertad, el Museo
Reina Sofía da visibilidad a
este proceso de investigación –que ha llevado a cabo durante una década-
rememorando un periodo en el cual, junto a las demandas civiles a favor de las
libertades democráticas, la justicia social y el autogobierno, surge una nueva
estética vinculada a prácticas culturales innovadores que buscan subvertir el
orden franquista y los diseños institucionales que tratan de heredarlo.
Poéticas
de la democracia reúne más de 250 obras (pintura, vídeo,
cine, fotografía, comic, documentos e instalaciones), pertenecientes en su
mayor parte a la colección del Museo
Reina Sofía, Eduardo Arroyo, Pilar
Aymerich, Colita, Antonio Saura, Juan Genovés, Luis Gordillo, Mari Chordá o
Anna Turbau, entre otros muchos.
Juan Genovés. El abrazo. 1976. Acrílico sobre lienzo. 151 x 201 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. © Juan Genovés, VEGAP, Madrid, 2018.
La
muestra se articula en torno a dos acontecimientos poco estudiados dentro de la
historia del arte español reciente: la Bienal
de Venecia de 1976 y el surgimiento
de la subcultura urbana en España a mediados de los setenta.
En
1974 la Bienal había dedicado homenaje a la resistencia chilena contra
Pinochet, los responsables de la misma decidieron convocar a la España del
tardofranquismo para la siguiente edición, la de Venecia en 1976. Para
materializar el proyecto, su director Carlo Ripi di Meana, encargó a un comité
de expertos el comisariado y organización de una muestra. La que fue llamada
“comisión de los 10” liderada por Tomás
Llorens y Valeriano Bozal e integrada por Oriol Bohigas, Alberto Corazón,
Manuel García, Agustín Ibarrola, Antonio Saura, Antonio Tàpies,
Manuel Valdés y Rafael Solbes.
Que
se conformó gracias al apoyo del pintor Eduardo
Arroyo, residente en Italia y miembro de la Comisión de Artes Visuales de
la Bienal de Venecia. Con Franco todavía vivo, la comisión de los diez solicitó
que el Pabellón español permaneciese cerrado, firmando así una inédita
declaración de intenciones por parte de los comisarios y la institucionalidad
italiana, que enunciara esta bienal española como –no oficial- y
antifranquista.
Las
últimas ejecuciones del Régimen y la muerte de Franco cambiaron la naturaleza
de la exposición. El periodo histórico que se abría impulsó la configuración de
una relación entre arte y política diferente, así como la aparición de nuevos
agentes implicados. El proyecto de Llorens y su equipo dejaba fuera de la
muestra a numerosos artistas, muy conocidos en el momento, pero incluía a los
propios artistas organizadores, lo que desató una tormenta de críticas tanto a
nivel nacional como internacional.
El comité
de comisarios organizó muestra militante de izquierdas que bajo el lema “España. Vanguardia artística y realidad
social (1936-1976)” con la que pretendían transformar el relato histórico
oficial construido por 40 años de dictadura. Uno de los puntos fuertes de la
tesis de la muestra, que cronológicamente se remontaba a la Segunda República,
giró en torno a la redención de la memoria de los “vencidos” o “ausentes” y
tuvo como símbolo el grupo de artistas vinculados al Pabellón español de la
Exposición Internacional de París de 1937 (Picasso, Calder, Renau, etc.). Otro
de sus principales objetivos fue significar una vanguardia de izquierdas que
había sido desactivada durante el franquismo y manipulada por el Régimen, como
hizo con el movimiento informalista, para exportar una imagen de modernidad en
el exterior. Se trataba, en definitiva, de actualizar la noción de vanguardia
en España, y de darle un sesgo sociológico y marxista vinculado a la lucha de
clases y en total oposición al formalismo clásico.
Asociaciones de
artistas, en especial aquellos que representaban los intereses de los diversos
nacionalismos, provocaron algunas de las protestas más sonadas, con la
consiguiente retirada de obras, entre otros, de Chillida y Oteiza quienes
habían aceptado la invitación previamente. En Italia, artistas y críticos de
enorme resonancia como Emilio Vedova, Lugi Nono o Giulio Carlo Argan,
vinculados al Partido Comunista Italiano, exigieron a la institución que dirigía
Ripa di Meana que diera voz en el proyecto a tres compañeros, defensores de la
causa democrática y de sobrado reconocimiento critico internacional: Vicente
Aguilera Cerni, José María Moreno Galván y Rafael Alberti, quienes fueron
finalmente invitados a realizar una propuesta de exposición paralela. Esta
segunda opción, de carácter interdisciplinar y generalista no llegó a
materializarse.
Ya dentro de la exposición Poéticas de la democracia. Imágenes y
contraimágenes de la Transición, la primera sala en el Museo Reina Sofía
reconstruye, 42 años después, el espacio principal de la muestra veneciana
recuperando obras de la época que allí estuvieron presentes, como Ronda de noche con porras, de Eduardo Arroyo; La mujer, de Alberto Corazón; Amnistía, de Agustín Ibarrola; Venecia,
de Eusebio Sempere; El abrazo, de Juan Genovés; Dos pueblos dos
miradas, de Andreu Alfaro; una serie de serigrafías, de Antonio Saura; o varios cuadros de la serie Paredón, de Equipo Crónica, entre otros.
Agustín Ibarrola y Antoni Tàpies.
Continuamos
por una sala de carácter documental, intenta retratar la Bienal, desde su
gestación a su instalación, a través de un conjunto de materiales: textos,
carteles, manifiestos, fotografías, videos del archivo de la Bienal o el plano
de Bohigas (arquitecto) del pabellón italiano. Se completa
con obras de Picasso, Renau, Miró, o
la escultura de Alberto, Reclamo de
alondra.
También se pueden ver
documentos relativos a otras manifestaciones artísticas de programas
organizados en paralelo a la Bienal: música, cine, poesía y representaciones
teatrales de varias compañías como Els
Joglars, Tábano, o la de Nuria
Espert, que sí fue tomado del
proyecto Cerní-Galván-Alberti.
En
las siguientes salas se recuperan otras obras presentes en Venecia como Sí, si
entramos en el Mercado Común de Eduardo
Arroyo, varias piezas de la Serie
Mussolini de, Manolo Millares o
serigrafías de Juan Genovés.
Artistas que mostraron una línea antifranquista y de corte social y marxista,
como Albert Ràfols-Casamada con Morir pel Vietnam, Antoni Tàpies con Paja
prensada en X y Cadira i roba o Luis
Gordillo con Cabeza roja y Mano en
ojo, también representados en estas
salas.
El espacio denominado Reducción Conceptual incluye la
instalación de Grup de Treball,
compuesta de documentos facsímiles y recortes de prensa relativos a la Bienal.
Contracultura
frente a institucionalidad
Esta
segunda parte de la muestra se centra en las corrientes culturales que emergen
durante la llamada Transición española, cuando surge una contracultura juvenil
y ciudadana que cuestiona el lugar y las funciones de las instituciones
existentes y de los dispositivos ideológicos que las sostienen, de la familia a
la cárcel, de la escuela al ejército, de la iglesia a la fábrica y del partido a
la psiquiatría o a la sociedad de consumo.
Las nuevas formas de organización de la sociedad civil (asociaciones
vecinales, agrupaciones de barrio, movimientos soberanistas, feministas,
ecologistas, pacifistas etc.)
Las obras que conforman
el segundo bloque de la exposición y que comienza en la sala que se abre con la
proyección de La Cabina de Antonio Mercero y que lleva por título La crisis de la masculinidad. Carteles
de la época, fotografías de la serie de Alberto Schommer sobre los líderes de los partidos políticos o las
fotografías de Lluís Casals,
ilustran esta crisis del “personaje político”. La sala cierra con una
instalación de Carlos Pazos, Ni se compra ni se vende, que pone en
tela de juicio el modelo de familia tradicional que ha dominado hasta ese
momento.
El espacio expositivo denominado La
calle es nuestra, estética de la protesta reivindica la calle como un
teatro de la democracia que pasa a ser un espacio de expresión público y centro
de multitud de actividades, que se visualizan en las manifestaciones, las
protestas callejeras, los activismos vecinales, los grafitis, las performances,
etc. Se refleja en el trabajo de fotoperiodistas como Pilar Aymerich y Anna Turbau o en las fotografías de Manel Armengol.
Fotografía de Manel Armengol.
La expresión directa en la calle sobre estos acontecimientos.
Jóvenes artistas entre los que se encuentra Ceesepe, Raimundo Patiño o Salvador Costa i Valls representados en
la sala La Juventud en transición. Es
el momento también de los espacios alternativos de creación; la cultura se
expande por bares, festivales disidentes, pisos francos o ateneos, ajenos a
toda institucionalidad. Es el contexto de películas como Deprisa, deprisa de Carlos
Saura o la obra de Ocaña.
La sala dedicada al vampirismo
está relacionada con la autodestrucción, la droga, los excesos nocturnos y la
proliferación de una gran multitud de tribus urbanas que ocupan los espacios de
la ciudad. Se refleja en los oleos y litografías de Víctor Mira, dibujos y collages de Ceesepe, en las fotografías de Garcia-Alix
y en la película Entre tinieblas, de Pedro Almodóvar, que se proyecta en la
sala, y el cartel realizado por Iván
Zulueta.
Cartel de Entre Tinieblas: Iván Zulueta.
Esta exposición presta especial atención al Movimiento Feminista que en esos años de la Transición adquiere
gran protagonismo. Se proyecta la pieza realizada por la Cooperativa Cinema
Alternatiu sobre Les Jornades Catalanes de la Dona (1976) junto a un gran
número de carteles a dichas jornadas. Obras de Mari Chordá, los foto-libros Antifémina
y Obrera de Colita; la serie de
fotografías sobre las cárceles de mujeres de Pilar Aymerich; comic de
Elsa Plaza; libros y revistas como Vindicación
feminista de Lidia Falcón o el Bar-Biblioteca
La- Sal situada en el Raval, son ejemplo de la nueva iconografía que
reclamaba el movimiento feminista para su difusión.
La anormalidad democrática es
el título de una de las salas de la muestra, como denuncia de estas situaciones
figura la serie de fotografías de Anna
Turbau sobre Psiquiátrico de Conxo en
Santiago de Compostela, los dibujos de Toto
Estirado o el comic Esquizoide de Antón
Patiño. Se acompañan estas obras de
algunos ejemplares de revistas (que empiezan a publicar sobre la psiquiatría y
la “despenalización” de la locura), y de la instalación El Mental, compuesta por dos proyecciones con 160 diapositivas de
35 mm. Y una grabación en audio.
Finaliza el recorrido expositivo con la sala 1978, que gira en torno al Referéndum sobre la Constitución, tanto
en sus manifestaciones a favor como en contra. Hay fotografías, libros,
carteles y pintadas pidiendo el Sí o el No en el Referéndum, junto con varias
versiones de la Carta Magna.
© Mariví Otero 2019
Manuel
Otero Rodríguez
Fuente: Poéticas
de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición. Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha organizado junto a las Cortes Generales
y Acción Cultural Española (AC/E). Dirección del proyecto: Manuel Borja- Villel
y Rosario Peiró. Comisariado: Rosario Peiró, Lola Hinojosa, Cristina Cámara y
Germán Labrador. Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía. Del 5 de diciembre de
2018- 25 de Noviembre de 2019. Madrid.
Exposición relacionada
con: El poder del arte. Obras de la colección Museo Reina Sofía. / Congreso de
los diputados y Senado / Del 1 de diciembre de 2018 al 2 de marzo de 2019.
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