Se
habían conocido en la primavera de 1917, seguramente a través del propio
Cocteau o de Misia Sert. El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ha vuelto a
reunir arte y moda en un nuevo proyecto expositivo. Pablo Picasso y Gabrielle
Chanel colaboraron profesionalmente en dos ocasiones, ambas con Jean Cocteau: en
Antígona (1922) y el ballet de Sergueí Diághilev El Tren azul (Le Train Bleu. 1924).
La diseñadora entabló con ambos una larga y duradera amistad que la
introduciría en el círculo del pintor español. A partir de entonces, Chanel
frecuentará al matrimonio de Olga y Pablo Picasso, coincidiendo con la actividad
participación del artista en los Ballets Rusos de Diághilev. La creadora llegó
a estar muy relacionada con el mundo artístico e intelectual de París de la
época, hasta el punto de afirmar: “son los artistas los que me han enseñado el
rigor”.
La exposición
Picasso/Chanel esta comisariada por Paula Luengo, conservadora y responsable
del Área de Exposiciones del museo, y cuenta con el apoyo de la Comunidad de
Madrid y de Chanel, así como Telefónica/ACE, patrocinadores de la Celebración
Picasso 1973/2023. La muestra reúne una excepcional selección de vestidos,
óleos, dibujos y otras piezas procedentes de museos y colecciones americanas y
europeas, entre los que destacan por su generosa colaboración Almine y Berbard
Ruiz-Picasso, Patrimonio de CHANEL y el Musée national Picasso de París.
Como
ya hemos comentado Chanel y Picasso se conocieron en la primavera de 1917,
cuando ambos se encontraban en la treintena y ya eran célebres en sus
respectivas actividades profesionales. Picasso empezaba a ser uno de los
pintores más cotizados de París, mientras que Chanel, tras comenzar su carrera
como sombrerera, había triunfado como diseñadora de moda y abierto tiendas en
París (1910), Deuville (1912) y Biarritz (1915). Su natural intuición y su
insaciable afán de aprender la llevaron a rodearse de músicos, literatos y
pintores, siempre atraída por sus creaciones artísticas, y se convirtió también
en mecenas, ayudando económicamente a Stravinsky, al poeta Pierre Reverdy o a
Jean Cocteau en diferentes ocasiones.
La
comparación directa entre los diseños de Chanel y la obra de Picasso evidencia
su parentesco formal y los profundos lazos que unen sus respectivas creaciones,
fruto de aspiraciones e influencias compartidas, así como de una mutua
admiración, contribuyendo ambos a la construcción del paradigma moderno. Chanel
creó el “uniforme” de la mujer moderna y dinámica del siglo XX, e impuso el
atractivo de lo repetitivo, igual que Picasso logró formular un nuevo canon de
belleza plástica que se convierte en su estilo. Chanel entendió que el pintor
había dado con las claves de un nuevo clasicismo. Un lenguaje que, aun siendo
sinónimo de la modernidad, no iba a pasar de moda.
Recorremos las salas, la muestra está organizada en cuatro grandes secciones que se suceden en orden cronológico y que abarcan, aproximadamente, las décadas de 1910 y 1920:
El Cubismo y el estilo Chanel
Presenta la influencia de este movimiento en las creaciones de Chanel ya desde sus primeros e innovadores diseños: el lenguaje formal geometrizado, la reducción cromática o la poética cubista del collage se traducen en trajes se líneas rectas y angulosas, en su predilección por las masas de color, por el blanco, el negro y el beige, y en la utilización de tejidos humildes.
“(Picasso) destruyó para luego construir. Llegó a París en 1900, cuando yo era una niña, y ya sabía dibujar como Ingres, diga lo que diga Sert. Soy casi vieja y Picasso todavía sigue trabajando; se ha convertido en el principio radioactivo de la pintura. Nuestro encuentro solo podía haber ocurrido en París” Gabrielle Chanel (L’Allaure de Chanel, Paul Morand).
Olga Picasso
El segundo
capítulo, está dedicado a los numerosos y bellos retratos que Picasso realizó
de su primera mujer, la bailarina rusa Olga Khokhlove, devota clienta de
Chanel; junto a ellos algunos vestidos de este periodo inicial de la diseñadora
francesa, de los que se conservan escasos ejemplos.
Antígona
Adaptación
moderna de la obra de Sófocles realizada por Cocteau y estrenada en París en
1922, con decorados y máscaras de Picasso y vestuario de Chanel que vuelvan a
reunirse en este capítulo para mostrar su común inspiración en la Grecia
Clásica.
El tren azul
Es el título del cuarto apartado y del ballet producido por Diághilev en 1924, con libreto de Cocteau inspirado en el deporte y la moda de baño; Dos mujeres corriendo por la playa (L carrera), un pequeño gouache que Diàghilev descubrió en taller de Picasso, se convirtió en imagen para el talón de la obra, mientras que Chanel, entusiasta deportista, creó trajes para los bailarines inspirados en modelos deportivos diseñados para ella misma y para la clientela.
“Simple”,
“puro”, “preciso” son términos que se generalizan en las primeras décadas del
siglo XX en el lenguaje de la prensa de moda y describen la vanguardia tanto en
el vestir como en las artes plásticas y escénicas, la música o la arquitectura.
Desde 1910 puede hablarse ya de una moda de influencia cubista en algunos
diseñadores que precedieron a Chanel, como Callot Soeurs o Lucile, que
trasladaban a los vestidos la nueva estética creada por Braque y Picasso.
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