Después
de ver la exposición de Estampas
japonesas. Pregunto a mis jóvenes acompañantes ¿Estáis cansados?...me
contestan ¡no!... ¡seguimos en el Prado!,… bien, vamos a ver, La
belleza encerrada, de Fra Angélico a
Fortuny ¿Queréis audio-guía? ¡Sí!, ¡pero primero coméntanos tú!… les describí
lo que iban a ver y el divertido montaje
de la exposición.
Las
obras expuestas se ordenan a lo largo de diecisiete salas, en las que se da
prioridad a la cronología, a través de un intenso recorrido que comienza a
finales del siglo XIV y principios del siglo XV en Italia, Francia y los Países
Bajos y finaliza a finales del siglo XIX en España.
La
exposición reúne 281 obras de las colecciones del Museo del Prado que tienen
como denominador común su pequeña dimensión y unas características especiales
de riqueza de técnica, preciosismo, refinamiento del color y detalles
escondidos que invitan a la observación cercana de estas obras de gabinete,
bocetos preparatorios, pequeños retratos, esculturas y relieves. La mitad de
las obras expuestas no se han visto con regularidad en el Prado en los últimos
años. Conservadas en los almacenes o depositadas en otras instituciones, han
cedido el paso con humildad a otras más conocidas y populares que han brillado
sin perder nunca su luz en la colección permanente. La singularidad del Museo
reside en la elevada calidad de sus colecciones, en el sorprendente buen estado
de conservación de sus obras y en la variedad de lo acumulado a lo largo de los
siglos por los sucesivos monarcas y por las adquisiciones conseguidas por
quienes tomaron el relevo del enriquecimiento artístico de la institución desde
el siglo XIX.
El
concentrado paseo por las 17 salas, sin
escapatoria nos aviva a los espectadores la conciencia del paso del tiempo, que
une el pasado con el presente y descubre, además, la singularidad y riqueza del
Museo del Prado actual.
La pintura
de devoción da paso a los asuntos mitológicos, el paisaje aparece en el siglo
XVI con personalidad propia, el retrato
está presente desde los inicios y, junto a la melancolía, una de las facetas
propias del arte y de todo artista, aparece la sátira y la reflexión irónica
sobre el ser humano […]
Los
artistas demuestran en estas obras su imaginación creadora, también su dominio
de la técnica (una de mis debilidades, que he disfrutado con esta muestra) y,
como siempre, su capacidad de innovación, que les lleva a introducir materiales
nuevos para lograr efectos distintos. A la madera inicial le sigue el lienzo,
el cobre, la pizarra, la hojalata o las piedras artificiales. Como sucede con
el mármol, el alabastro, la madera policromada, la arcilla y el bronce, que
configuran el mensaje de la escultura.
Hay
una guía de mano dedicada a la exposición, que te va introduciendo en cada una
de las 17 salas y, explica someramente cada obra, muy didáctica con su número
correlativo que sencillamente buscas.
Palas
Atenea (Sala I) nos recibe en una reducción de mármol blanco del siglo II d.C.
de la famosa estatua de Fidias, de 12 metros de altura, que presidía Atenas
desde el interior del Partenón como diosa guerrera y patrona de la ciudad […]
Entre
escondrijos, recovecos y zonas oscuras te puedes encontrar: Muchacha durmiendo, de Luis Paret, un
óleo de solo 19 x 15 centímetros, adquirido el pasado año por el museo y nunca
expuesto hasta ahora. Están: Fra
Angelico Patinir, Tiziano, Giorgione, Velázquez, El Greco (dos esculturas Epimeteo y Pandora de madera policromada, bellísimas) Durero, Murillo, Goya,
El Bosco (La mesa de los pecados
capitales)… La exposición está llena de pequeños detalles para descubrir,
es lúdica y didáctica.
Mis
jóvenes acompañantes disfrutaron, se divirtieron y aprendieron un poco más, a
ver el arte antiguo, de una forma más sencilla.
Está
hasta el 10 Noviembre de 2013. Museo
Nacional del Prado. Madrid.
© Mariví Otero 2020
© Mariví Otero 2020
Bibliografía.
Textos de: M. Mena y V. Albarrán “La Belleza encerrada: De Fra Angélico a
Fortuny” 21 de Mayo - 10 Noviembre 2013. Guía de mano. Museo Nacional del
Prado. Madrid.
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